La calidad de agua en las granjas porcinas, clave para asegurar salud en los animales
Una de las claves para asegurar excelentes rendimientos productivos en su granja porcina es contar con una óptima calidad de agua, que además de ser esencial para la nutrición y supervivencia de los animales, si no se administra de la manera correcta, es un factor predisponente de varias patologías.
Aunque la mayoría de las veces los productores hacen un mayor hincapié en el alimento y suplemento que se le administra a los cerdos, contar con bebederos basados en programas de bioseguridad evitará que estos padezcan de infecciones o virus que alteren su organismo.
Además de ser un parámetro básico para obtener la certificación de las granjas, la calidad del agua, determinada por los análisis microbiológicos y físico químicos, impedirá la aparición de bacterias y parásitos que generalmente residen en ella si no se tienen los manejos adecuados.
Según Mérieux NutriSciences, empresa dedicada a ofrecer soluciones prácticas en calidad, seguridad y sostenibilidad alimentaria, “las enfermedades contagiosas causadas por las bacterias patógenas, los virus y los parásitos constituyen el riesgo sanitario más común y extendido, con mucha frecuencia están relacionadas con el consumo de agua que no responde a los criterios mínimos de potabilidad”.
Ante ello, los cerdos deben contar en todo momento con un flujo suficiente de agua de fácil acceso, con la temperatura correcta para evitar que genere problemas adversos que impidan que el animal se desarrolle adecuadamente.
Esté al tanto de las tuberías por donde circula el agua. De nada le sirve que la fuente de donde provenga sea limpia, si las tuberías albergan moho o bacterias que afectan su calidad y llegan directamente a la alimentación de los cerdos.
Es clave tener presente la salud de cada animal para evitar que la presencia de cerdos enfermos contaminen las fuentes de agua, y recíprocamente tengan incidencia sobre toda la granja, lo que generaría sobrecostos para los productores.
Tenga en cuenta la potabilidad del agua. No es lo mismo suministrarla de fuentes desconocidas sin ejercer un control sobre ella, a conocer su procedencia y composición para determinar que esté libre de químicos o sustancias que provoquen una infección microbiana.
Recuerde que una infección genera, además de sintomatologías leves como diarrea o intoxicaciones, disminución de los rendimientos productivos, mayor gasto en tratamientos, y en el caso más grave, mortalidad.