El coco, el protagonista en aquellos cultivos que se siembran en cercanías al océano
Colombia es el único país sudamericano que tiene el privilegio de contar con dos fronteras marítimas, con costas en el Mar Caribe y en el Océano Pacífico. Su posición geográfica le permite tener una gran biodiversidad de ecosistema marino, además de una flora y fauna particular en sus alrededores. Las palmas, los cocos y las cactáceas son unos de los cultivos con mayor adaptación a las cercanías del mar.
Sus condiciones climáticas y de manejo agronómico hacen que el crecimiento de otras variedades de productos sea limitado. Aunque en países como España, Australia o Somalia existen experiencias exitosas de cultivos en regiones costeras, que integran el uso de tecnologías con el sol y el agua del mar, es importante tener en cuenta el cultivo a elegir, la disponibilidad de agua dulce, la salinidad del suelo y la velocidad del viento en la región.
Cuando se desea optar por sembrar especies como las hortalizas, es necesario recurrir a tecnologías de cultivo en sustratos y ambientes protegidos como invernaderos o forrajes hidropónicos para su respectiva producción.
¿Por qué no todos los cultivos son adaptables? Según Julio Ernesto Muñoz Falcon, investigador Ph. D del Centro de Investigación Caribia de Agrosavia, “son aptos aquellos que se adapten a condiciones de alta temperatura, alta humedad y suelos salinos, y el coco es uno de los que mejor se ajusta a estas condiciones”.
Para establecer un cultivo de coco se debe tener en cuenta el material genético que mejor se adapte a la zona y a lo que espera el productor. Dentro de las variedades de cocoteros más comunes se encuentra el alto del Pacífico, el enano y el híbrido. Cada una de ellas posee unos requerimientos de suelo y condiciones climáticas que son precisas.
“Se debe hacer un diseño de siembra dependiendo de la variedad. Hay unas que se cultivan al cuadro o al triángulo.Para los enanos se utiliza una distancia de siete metros entre una planta y la otra, y para las variedades altas se debe hacer entre ocho y nueve metros”, resaltó William Tolosa, investigador del Centro de Investigación El Mira de Agrosavia.
Una vez sembrados, se debe hacer un manejo exhaustivo de plagas y enfermedades. En este momento, el sistema productivo del coco está siendo azotado por un complejo fitosanitario de picudos y enfermedades.
“Como parte de la estrategia de manejo agronómico, es importante establecer una red de trampeo para el monitoreo de picudos, especialmente el Dynamis borassi y Rhynchophorus palmarumy, censando la plantación para evidenciar de forma temprana síntomas asociados a enfermedades como el anillo rojo, cuyo agente causal es transportado por los mismos”, precisó Tolosa.
El manejo de plagas y enfermedades debe ser integral, haciendo uso de métodos de manejo como el control de malezas hospederas, el drenaje de áreas adecuado para evitar encharcamientos que favorezcan su proliferación, la siembra a distanciamientos óptimos, y la limpieza constante de la copa mientras se cosecha.
Según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, Iica, “el control biológico también es recomendable, ya que disminuye los efectos nocivos al ambiente que producen métodos de control basados en el uso de pesticidas”.
Es clave entender que, cuando las poblaciones de plagas han alcanzado niveles altos de infestación que sobrepasan el nivel económico de daño, los pesticidas serán una alternativa para mitigar sus efectos en las plantaciones.
Estas acciones, acompañadas de programas de fertilización, garantizarán un buen desarrollo de las plantas y, por consiguiente, una mejor producción del cultivo.
Regiones en las que más se cultiva
Según cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Madr, el coco se cultiva en cerca de 14 departamentos, siendo los más relevantes, Nariño con 48,74%, Cauca con 20,56%, Córdoba con 11,89% y Chocó con 7,59%, con una participación total de 88,78% de la producción nacional. Las variedades más comercializadas son el coco pequeño para su uso industrial, y el mediano y grande para el consumo en fresco.