La plaga que ataca cultivos de coco y que acabó la producción de chontaduro en Tumaco
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La plaga que ataca cultivos de coco y que acabó la producción de chontaduro en Tumaco

Agrosavia con el Ministerio de Agricultura y Fedecoco, instaló mil trampas en campo, para monitoreo y cultivó 30 mil plántulas
Productores de coco en Tumaco - Colprensa
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En Tumaco, la invasión de la plaga conocida como picudo negro ha empeorado gravemente en los últimos años. Este insecto está dañando gran parte de los cultivos de palma de coco y chontaduro, pues aquellas plantas que son atacadas tienen casi siempre que ser taladas y quemadas.

Pero ahí no acaba el asunto. Recientemente, Agrosavia demostró y afirmó que otro insecto llamado dynamis borassi, el cual anteriormente no estaba categorizado como plaga, estaba afectando estas siembras y actualmente ya está presente en los siete municipios cocoteros de Nariño.

Agrosavia, en convenio con el Ministerio de Agricultura y en articulación con Fedecoco, instaló 1.000 trampas en campo, que son para evaluación y monitoreo de las dos plagas, que son dos especies distintas, pero morfológicamente parecidas, según explicó Félix Guzmán, investigador Ph.D, del Centro de Investigación El Mira.

“Para contribuir al fortalecimiento de la productividad del sistema cocotero, lo que se quiere es entregar 30.000 plántulas a distintos productores que en el convenio se denominan beneficiarios, que son 800 en total y ellos deben utilizarlos para reemplazar palmas que hayan perdido, pero esas plántulas no van a quedar finalmente sembrada en los viveros, ahí están experimentando su fase de germinación para posteriormente ser entregadas”, explicó el Ingeniero agrónomo y director del Centro de Investigación El Mira, Carlos Castilla

En el caso del chontaduro, esta nueva plaga apareció en 2018 cuando se estaban produciendo 14 toneladas por hectárea, a la fecha de hoy no se están produciendo ningún cultivo. “Pasamos a producir cero cultivos, en la Región Pacífica el ataque ha sido tan fuerte que los chontaduros que se consumen ahora vienen del Putumayo”.

En el caso del coco, el cultivo ha llegado a un grado de afectación en los quehay lugares específicos en donde debería residir esta siembra y están completamente vacíos.

Según la explicación de los expertos, hay dos tipos de daño en el cultivo; está el mecánico, que se da cuando la hembra deposita en las inflorescencias (ramas del tallo de las palmas) esos huevos y, una vez eclosionan la larvas, estas empiezan a alimentarse dentro del tronco. “Ahí la larva está ocasionando un daño mecánico porque al ir comiendo el tronco por dentro, esta genera unas galerías por donde ellos se desplazan hasta que se hacen unas pupas, que es el estado más alto de desarrollo que ellos alcanzan, esto significa que estas plagas cumplen el proceso de metamorfosis al interior de la planta”.

El segundo daño es la transmisión de la enfermedad; los picudos, al llevar el nematodo, que son gusanos de tamaño milimétrico que viven en el suelo o en el agua, contribuyen a que se desarrollen enfermedades como la del anillo rojo, el cual afecta su productividad. Esto se da por la oviposición que hacen las hembras en las inflorescencias, es decir, donde se está desarrollando la flor que posteriormente generará los frutos.

"Para hacer una estrategia que contribuya al control y mitigación de los efectos de estas plagas, se debe empezar a utilizar el trampeo, para primero hacer una evaluación y monitoreo de las poblaciones de picudos, y si se sostiene en el tiempo, contribuir a la disminución del tamaño de las poblaciones de las plagas. Si este plan no soluciona los problemas, otra forma para fortalecer el sistema productivo cocotero son los viveros, que en última permiten el repoblamiento de áreas que han sido afectadas por estas plagas”, comento el director.

“Las áreas de producción donde llegan estas plagas tienen que ser radicadas. Ese es el destino final, que al productor le toca asumir, que esas palmas se le van a morir, mientras sucede puede que produzcan, dependiendo también si desarrollan anillos rojos o alguna otra enfermedad, pero la producción disminuye al final, eso hay que reemplazarlo y es ahí cuando entra el componente de los viveros”, explicó Guzmán.

Para ver mejoramiento genético y encontrar materiales que resistan a estas plantas, según los expertos, pueden llegar a pasar 15 años, además después de esto se deben aplicar unas pruebas en el campo que toman otros 10 a 15 años.

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