Tecnologías, que combinadas con lo tradicional, pueden proteger de heladas sus cultivos
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Tecnologías, que combinadas con lo tradicional, pueden proteger de heladas sus cultivos

La inteligencia artificial, utilización de sensores y métodos como el riego o ventilación pueden ayudar a su desarrollo y protección
Bloomberg
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Uno de los factores que con frecuencia amenazan a los cultivos son las heladas, pues impactan de gran manera en las zonas templadas, causando pérdidas a nivel económico y productivo. Esto, acompañado de fenómenos climáticos, ha llevado a los agricultores a implementar distintas tecnologías que les permiten proteger a sus cultivos y su bolsillo.

La primera de estas tecnologías es el monitoreo de riesgo, que se realiza por medio de sensores inalámbricos que miden temperatura, humedad, vientos y demás parámetros en tiempo real. Con la información que estos recolectan, se hacen mapas térmicos, que son complementados con datos satelitales para identificar momentos en los que pueden estar en peligro y zonas que sean críticas.

Entre estas estrategias se encuentra AgWeatherNet, que cuenta con más de 350 estaciones meteorológicas que se conectan con IA y logran predecir momentos críticos a nivel climático y activan sistemas antiheladas. De acuerdo con algunos estudios, la precisión de los pronósticos cada vez es más acertada, haciendo posible la preparación e implementación de sistemas que protejan a los cultivos en el momento justo.

Con la IA también es posible plantear patrones climáticos, con lo que es posible reconocer las condiciones previas a una helada, dando pronósticos confiables que permiten tener respuestas más acertadas, incluyendo el uso de software y de herramientas de la agricultura de precisión. Además, se pueden generar rutinas que reduzcan el consumo hídrico y energético.

Otras de las alternativas son los cobertores con aditivos especiales, que filtran no solo la luz del sol y la radiación, sino que también los protegen de climas extremos. Estos también podrían no generar consumo de energía, lo que hace que su protección sea más sostenible. Además, se han empezado a utilizar bioplásticos térmicos, que podrían hacer parte de cubiertas biodegradables con propiedades aislantes y termorreguladoras.

Pero muchas de estas herramientas también necesitan de los métodos tradicionales como la aspersión, que ahora incluye sistemas convencionales, acompañados de pulsadores y microaspersores que se acercan a la automatización. Estos se encargan de proteger a nivel térmico las plantas, disminuyendo las pérdidas en cultivos extensivos, pero con gasto de agua y energía importante.

Además, se han venido utilizando ventiladores antiheladas que mezclan el aire cálido con el frío del ambiente, consumiendo poco combustible y cubriendo extensiones grandes de tierra. Aunque puede ser muy provechoso y rentable a largo plazo para el agricultor, implica una inversión inicial alta, por lo que no todos los productores pueden acceder a ello.

Así, aparece la calefacción, que distribuye aire caliente y lo suministra en el aire y/o el suelo. Por lo general, se utilizan en cultivos pequeños, pero implican un alto consumo energético y emisión de gases.

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