A partir de residuos de la piña se obtienen bioactivos antibacterianos y anticancerígenos
El cultivo de piña es uno de los frutales con mayor extensión en el país, con cerca de 33.00 hectáreas sembradas. Pese a que es una fruta tropical de alta demanda para el comercio tanto exterior como interno, sus residuos no son aprovechados por la mayoría de productores.
Desde la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, Sarah Lucía Paz Arteaga, magíster en Ciencias-Biotecnología, llevó a cabo un proyecto en el que, a partir de la fermentación de la corona, el corazón, y la cascara de piña, obtuvo compuesto bioactivos fenólicos, identificados por su accionar antibacteriano, antitumoral y anticancerígena.
“Queremos generar un valor agregado a los subproductos de la piña. Aunque se ha trabajado bastante con estos residuos, su transformación es un proceso costoso. La fermentación en estado sólido consiste en someterlos, casi en ausencia de agua, a la fermentación por un microorganismo, en este caso el hongo Aspergillus niger GH1, obtenido en el desierto del norte de México”, destacó la investigadora en el portal de la Unal.
Este hongo se caracteriza por generar enzimas claves en la descomposición de los alimentos, para que, posteriormente, pueden ser usados por el ser humano, produciendo compuestos activos para la elaboración de fenoles.
“Los compuestos fenólicos son una familia química muy amplia, con alta actividad antioxidante, es decir que son capaces de contrastar los radicales libres, compuestos químicos altamente reactivos que pueden dañar las células; por ejemplo, causan tumores o cáncer, y son los responsables del envejecimiento”, resaltó la investigadora.
Según la Unal, son ampliamente utilizados en la industria alimentaria, farmacéutica y cosmética, en esta última, para la foto protección de rayos solares. Arteaga evaluó su estudio en dos agroindustrializadoras de piña en el Valle del Cauca, uno de los principales productores a nivel nacional.
“La mayoría de los residuos en el país no tiene un manejo adecuado, en especial los orgánicos, es decir, aquellos provenientes de productos naturales como las frutas o las hortalizas. Cuando llegan a los vertederos se fermentan solos y se generan gases que contribuyen con el efecto invernadero, contaminan, producen olores desagradables y atraen plagas”, precisó Arteaga.
Los resultados de la investigación arrojaron la identificación de compuestos bioactivos producto de la fermentación, la capacidad altamente antioxidante de las enzimas, y su efectividad como agente antimicrobiano contra la L. monocytogenes y S. aureus, principales agentes causantes de fiebre, diarrea, así como infecciones en la piel, en el torrente sanguíneo y en las válvulas del corazón.
La investigadora espera que en un futuro esta investigación pueda ser utilizada para la incorporación del extracto obtenido como recubrimiento alimentario funcional, teniendo en cuneta su potencial como agente antioxidante y antimicrobiano.