El consumo de piña habitual contribuye a proteger las células frente al daño oxidativo
La piña es uno de los cultivos tropicales con mayor importancia en el país. Se estima que su producción ronda cerca de 900.000 toneladas anuales. Gracias a sus propiedades y cualidades de consumo, cerca de 30% cumple con los parámetros técnicos para exportación y transporte, lo cual representa una gran ventaja a nivel económico.
La mitad de su consumo se da en fresco, mientras que la otra parte se utiliza para la elaboración de procesados de fruta como concentrados azucarados, mermeladas, piña en almíbar, entre otros, siendo la variedad oro miel o piña Golden la más conocida.
Aunque su almacenamiento y condiciones intrínsecas hacen que tenga un metabolismo muy rápido, es decir, posee una vida útil corta que tiende a madurar con brevedad, y sus propiedades físicas, químicas y microbiológicas se deterioran más rápido, es una fruta tropical agradable para los consumidores.
En la industria, el aprovechamiento de los grandes residuos producidos como los tallos, hojas y cascaras, en relación con la promoción de la economía circular, han servido para la fabricación de subproductos como empaques sostenibles y biodegradables amigables con el medio ambiente.
Pese a que es consumida en una multiplicidad de presentaciones, la mayoría desconoce las propiedades y beneficios que trae su incorporación en la dieta, y sus efectos en el tratamiento de diversas afecciones, contribuyendo a proteger las células frente al daño oxidativo.
“Dentro de su valor nutricional se destacan nutrientes como la fibra y numerosas vitaminas y minerales como el manganeso y el cobre.Una porción no es significativa en calorías, lo cual hace que sea un alimento provechoso que, pese a su sabor dulce, se contempla dentro de las dietas bajas en calorías”, resaltó Ruby Alejandra Villamil Parra, nutricionista dietista de la Pontificia Universidad Javeriana, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia, y docente del Dpto. de Nutrición y Bioquímica de la Javeriana.
Según Parra, en cuanto a micronutrientes, la piña tiene pequeñas cantidades de calcio y fósforo, además, no aporta sumas significativas de sodio, uno de los principales nutrientes de alto riesgo para la salud pública. Su consumo representa 2,8% de hierro, 3% de magnesio, 18% de cobre, 3% de potasio, y alrededor de 27% de vitamina C en una porción.
La vitamina C ejerce un efecto antioxidante en el cuerpo, protegiendo las células sanas contra los radicales libres que fomentan el envejecimiento de los osteoblastos, además, evita la progresión de la diabetes, sintetiza el colágeno, y ayuda a absorber el hierro, ventaja frente a afecciones como la anemia.
Se ha relacionado que la piña reduce el riesgo de algunos tumores como el cáncer de colon, esófago, estómago y riñón, así como previene enfermedades periodontales. Al tener altos índices de vitamina B1, conocida como tiamina, favorece la conversión de carbohidratos en energía, lo que permite hacer un mantenimiento del sistema nervioso.
Se debe tener en cuenta que estos beneficios no actúan de la misma manera cuando se hace el consumo de piña procesada, ya que, al ser sometida a altas temperaturas, muchos compuestos, como la bromelina, se inactivan.
“Es necesario aclarar que, consumir una porción de piña, no va a mejorar todas las enfermedades, porque todo va ligado a los hábitos alimentarios del individuo. No se puede pretender que la piña mejore todos los problemas, si se tiene sedentarismo, se es fumador o la dieta está basada en alimentos, fuente de azúcares, grasas saturadas y sal”, concluyó Parra.