Conozca cómo funciona el entrenamiento, servicio y vida de los perros lazarillos
Beneficios como la reducción en tiempos de desplazamiento y una mayor seguridad en los recorridos son algunos de los que brindan los perros guía, comúnmente conocidos como “lazarillos” o perros de asistencia para las personas con discapacidad visual. De igual manera, la compañía, la lealtad y el apoyo emocional contribuyen a mejorar la calidad de vida de estas personas de una forma importante.
Juan Carlos Guerrero, quien trabaja como instructor de perros guía de la Fundación Luz en el Sendero, explicó cómo se realiza el entrenamiento de estos animales. “Los perros guía se entrenan con base en algo que se llama condicionamiento móvil, que está ligado a la obediencia y a aprenderse recorridos. De igual forma, hay todo un trabajo de protección al usuario, en el que a estos caninos se le enseña a sortear obstáculos y a pasar las calles de forma segura”.
Entre las principales razas que se buscan para realizar este trabajo están el golden retriever y el labrador retriever, por su poder de adaptación a los diferentes ambientes. “Las características más importantes que debe reunir un perro para desempeñarse como guía es ser un animal estable, no nervioso, ni agresivo, y que ante todo ame al ser humano”, explicó el instructor, quien además afirmó que la calidad en el adiestramiento es fundamental.
De igual forma, según Guerrero, los perros se suelen entregarse a los usuarios cuando están alrededor del año y medio o los dos años de edad, luego de un entrenamiento especializado. Cuando por sus condiciones físicas, o por fallecimiento del dueño, el perro llega a la jubilación, lo ideal es que lo conserve la misma familia como agradecimiento al trabajo y a la ayuda que le brindó a la persona con discapacidad visual, y se siga manteniendo con él una rutina en la que se pueda movilizar, aunque no por largos trayectos.
Para Andrés Jaramillo, usuario de perros guía, su perra Gema ha sido más que una ayuda para movilizarse. “Me decidí a tener a Gema hace unos trece años aproximadamente, en un momento en el que me encontraba en una situación de trauma psicológico por haber perdido la visión. Desde entonces, ella lo es todo para mí. A donde yo me muevo, ella está siempre poniendo su hocico en mi mano, como diciéndome que está ahí, que cuente con ella. Por eso me apego al adagio que dice que entre más conozco a los humanos, más quiero a mi perro”.
Si bien, debido a su edad, Gema ya está jubilada, hasta hace poco desempeñaba sus labores como guía, que comenzaban desde las 5:00 am cuando su dueño se preparaba para ir al trabajo. Luego hacía con él un trayecto de aproximadamente cinco kilómetros. “Ella conocía muy bien todo el cruce de las calles y las avenidas. Cuando me dirigía con ella al sitio de mi trabajo, me demoraba 20 minutos aproximadamente, con paso firme. En cambio, cuando caminaba con el bastón, me demoraba 50 minutos y a veces hasta una hora”.
Actualmente, Gema ya no trabaja, pues tiene 14 años de edad, pero su dueño sigue saliendo diariamente con ella a dar un paseo con ella.
Tienen libre acceso a establecimientos públicos
El Código de Policía, expedido con la Ley 1081 de 2016, en su artículo 124, establece que no se puede impedir el ingreso o permanencia de perros guía en ningún establecimiento público o en los sistemas de transporte masivo. Es deber de los establecimientos adecuar su reglamento interno para facilitar el acceso de los canes y sus dueños. De igual forma, en 2020 la Corte Constitucional extendió este derecho a los perros de asistencia que realizan acompañamiento a personas con discapacidades distintas a la visual.