La crianza de mulares, un negocio que puede darle más de $100 millones por ejemplar
El proceso de crianza de un mular colombiano de silla parte, como en todos los equinos, con la selección de un buen reproductor asnal. Este se puede seleccionar por su genética, raza o linaje ya probado por los resultados o también se puede hacer la selección por sus figuraciones en pista, que son los resultados obtenidos en las ferias que se organizan por todo el país.
“La premisa de que para poder tener un buen mular colombiano de silla hay que preñar una buena yegua de silla se cumple a cabalidad”, comentó el criador Samuel Sierra, vicepresidente de Asmulares.
En el país, a mediados del siglo pasado, la cría de mulares se hacía solo con las yeguas destinadas al trabajo, pero fue en los años sesenta cuando reconocidos caballistas de la época, como los hermanos Vélez Ochoa, del Suroeste de Antioquia; y Narciso Sierra Cadavid, de Girardota, que tenían yeguas de paso fino colombiano muy buenas y con genética, empezaron a cruzar burros con buenas características con yeguas de raza y con figuraciones en pista.
El resultado no se hizo esperar. Empezaron a llegar buenos ejemplares con fenotipos muy bonitos. Estas fueron los primeros mulares que se destacaron. Y gracias a esos cruces, logrados de manera empírica, se fueron mejorando las características de los asnales en Colombia.
“Desde los años setenta para acá se han obtenido reproductores asnales que vienen definiendo el biotipo y el fenotipo del mular deseado con buena alzada, rasgos bonitos de cara y dorsos, que además de resistentes trasmiten suavidad al andar. Además, logran movimientos característicos en agilidad, rapidez, sonoridad”, agregó Sierra.
Esos cruces de yeguas buenas, con genética, y de los diferentes andares del caballo criollo, entregan el mular colombiano de silla, que incluso se ha llegado a decir en el medio que parece un caballo.
Hoy se puede decir, sin temor a equivocaciones, que el proceso de criar mulares en Colombia ha cambiado totalmente y se hace de igual manera que la cría del caballo criollo colombiano.
En la crianza de los asnales y mulares colombianos de silla se deben tener unos planes claros en las diferentes etapas del proceso de la crianza.
Esas etapas son preparación de la yegua preservicio, desparasitándola y suministrándole suplementos a base de vitaminas y minerales, preferiblemente vía oral en la dieta rutinaria.
Después sigue la etapa de servicio, en la que se le suministra una dieta basada en carbohidratos que le ayuden a elevar los niveles de energías, buscando tener muy buen celo, crecimiento y desarrollo folicular y, por ende, una óptima ovulación.
En la etapa de preparto se busca que la yegua esté en un buen estado corporal. Es en el mes 10 de gestación donde se comienza a cuidar la yegua con dieta especial y se debe desparasitar de nuevo.
Ya en la etapa del parto la dieta es más rica en proteína buscando más que la yegua produzca buena leche y buen alimento para su cría y que conserve siempre las buenas condiciones para su próximo ciclo reproductivo y su próxima gestación, pues por lo general se hace al día 11 posterior al parto.
Más tarde está la etapa postservicio. Que consta de volver a la dieta normal, sin alteraciones ni modificaciones siempre buscando que la yegua gestante se mantenga en buenas condiciones de salud. Cuando un mular alcanza un buen desarrollo y sus características son para la pista y las competencias en ferias, su precio puede ser superior a $100 millones.
Debido a que los mulares son animales muy nobles, mansos, resistentes y de fácil manejo, están siendo utilizados principalmente en la recreación, el turismo y el disfrute de las familias.