Circovirosis porcina, una enfermedad de alta letalidad en granjas
La circovirosis porcina, PCV, es una enfermedad progresiva con un alto índice de mortalidad, la cual se manifiesta tanto en cerdos silvestres como domésticos. Aunque es una afección de desmedro, sus efectos pueden provocar la aparición de síndromes como la dermatitis y nefropatía porcina, patología que afecta principalmente a animales de desarrollo y engorde, con una letalidad entre 50% y 100%, dependiendo su edad.
Para Luz Nidia Gómez Herrera, asesora técnica y líder de servicios técnicos de porcicultura en Boehringer Ingelheim Colombia, el PCV es un grupo de virus no envueltos, cuya transmisión se da en forma tanto horizontal como vertical, lo que quiere decir que los patógenos se pueden transferir entre especies distintas y desde los parentales a su descendencia.
“Se han reportado múltiples síntomas asociados a la circovirosis porcina que pueden cursar con coinfecciones junto a otros agentes virales o bacterianos; la coinfección con el virus de Prrs es una de las más reportadas”, resaltó la experta.
Su influencia en los cerdos incide en su inmunocompetencia, así como en la generación de retrasos en su crecimiento, pérdidas reproductivas, y aumento en la mortalidad. Aunque su sintomatología puede ser inexacta debido a su implicación en la presentación de múltiples enfermedades, se pueden destacar abortos, fallos reproductivos, diarrea, dificultad respiratoria, lesiones en la piel, letargo y disminución en su peso.
Dentro de los factores que más contribuyen a su propagación se destacan la producción continua, así como la tenencia de densidades altas y heces infectadas en las granjas, por lo que lasmalas prácticas de salubridad solo contribuirán a su diseminación.
Frente a su diagnóstico, existen diferentes métodos que detectarán el PCV, sin embargo, es clave determinar si hay presencia de los signos clínicos anteriormente mencionados. Después de ello, se deberá realizar la detección directa de los tejidos como bazo, pulmón y linfonódulos, además de pruebas de sangre.
“En todos los casos, un diagnóstico definitivo sobre la presencia o no de enfermedad relacionada con PCV debe incluir la detección del virus asociado con un cuadro clínico de lesiones microscópicas. La interpretación de resultados de laboratorio debe ser cuidadosa y metódica”, precisó.
En torno a la prevención de esta enfermedad, Herrera destacó que “desde hace más de 15 años, se marcó un precedente respecto al PCV 2 con el uso de las vacunas, resultando en la disminución de las manifestaciones clínicas, generando reducción en la carga y su excreción viral”.
Buenas prácticas de bioseguridad, acompañadas del control de coinfecciones y la vacunación poblacional oportuna, aliviarán los efectos contraproducentes que pueda generar esta afección en la producción porcina.