El papel del caballo criollo colombiano en el tejido social y económico de la Nación
A lo largo de los siglos, el caballo criollo colombiano ha sido testigo y protagonista del desarrollo de la cultura, sociedad y economía del país. Su brío, nobleza y suavidad al galopar, lo han convertido en pieza fundamental de nuestras raíces e identidad. Conocer sus orígenes y su papel en la construcción de nuestra historia permite entender cómo se convirtió en el símbolo eterno de la grandeza y en el motor de progreso de toda una nación.
Así lo ilustra “El caballo criollo colombiano, motor de un país”, el más reciente documental publicado por la Asociación de Criadores de Caballos Criollos Colombianos de Silla, Asdesilla, en el que se resalta la importancia que ha tenido el caballo criollo como pilar del desarrollo económico y social a lo largo de los siglos, así como su irrompible conexión con el hombre.
De acuerdo con Juan Esteban Vélez Restrepo, talabartero-artequino, el caballo fue fundamental para conquistar todos los pueblos de Colombia y llegar a todas las regiones.
“Hoy en día se especula que venía del sur de España, de la zona de Andalucía, y ese caballo tenía ciertas características muy particulares, algunas de las cuales se fueron transmitiendo de una generación a la otra, que es lo que termina siendo el caballo colombiano”, aseguró Jorge Iván Giraldo Gómez, historiador.
Según lo relata Gómez en el documental, el caballo ha sido fundamental en el desarrollo de las culturas, de las comunidades y de las ciudades, porque servía tanto para transportarse de una manera más rápida, como para cargar. Su influencia como un artículo o animal funcional dentro de una economía, que era totalmente agrícola, fue clave.
“El caballo es una cultura. No había casa donde no hubiese un caballo o una mulita o algo para transportarse. Así como aquí hablan del maestro Botero, así hablamos del caballo. El caballo en Colombia está arraigado a nuestro corazón y a nuestra forma de ser”, manifestó en la pieza audiovisual Luis Carlos Ochoa Botero, presidente de la Junta Directiva de Asdesilla.
Su importancia radica en su valor genético y en las características propias. Según Héctor José Vergara, presidente ejecutivo de Fedequinas, es un ejemplar que está catalogado por los expertos como el caballo de silla más suave del mundo.
“El caballo nuestro, el que hemos seleccionado y que se volvió el caballo colombiano, tiene una particularidad genética que ya está comprobada por una investigación que se hizo a principios de este siglo, y es que, algunos de ellos, tienen un gen que se llama Dmrt3, y ese gen es el que les permite caminar con ese tipo de suavidad y con esa velocidad que tiene”, explicó Giraldo Gómez.
La calidad del paso por el que es reconocido viene de su genética. Los criadores no le tienen que exigir para que ellos realicen ese paso, no es artificial. Según Restrepo, el caballo por su naturalidad camina así, lo que se hace es adiestrarlo en la medida que van creciendo.
Sus cuatro andares, únicos en el mundo
De acuerdo con el documental, sus cuatro andares es lo que verdaderamente asombra en el caballo criollo colombiano. El paso fino colombiano se convierte en una danza suave y cadenciosa, en la que el animal ejecuta su desplazamiento en bípedos laterales sucesiva y alternadamente, produciendo dos tiempos con cada bípedo, realizando el ciclo completo en cuatro batidas.
La trocha, el segundo andar, es una marcha ágil y elegante, clave para realizar las labores cotidianas del campo. Según la pieza audiovisual, es un andar de desplazamientos diagonales que tiene una repetición del movimiento, se hace de manera rápida, lo que permite un mayor avance en el desplazamiento.
El galope es un andar vivaz que comienza con su ejecución desde las patas traseras del caballo y se desplaza por diagonales, mientras que el trote es un andar de desplazamiento por diagonales, y la elevación de las extremidades es media alta. Aunque son diferentes en su manera de ejecución, un caballo que hace trote también puede galopar, así como un caballo trochador.
Además de sus andares, es conocido por su suavidad y adaptación al ritmo del jinete. “El caballo nuestro conjuga esa potencia, esa vivacidad, ese brío, con esa suavidad. Es como estar montado en un carro con el mejor motor, con el mejor confort, full potencia, pero dentro del carro no sentís nada en el mundo. Eso es un caballo criollo”, resaltó Lucas Londoño Montoya, director administrativo de Asdesilla.
Aunque generalmente se emplea para competencias de pista, cabalgata o equitación de trabajo, según María Patricia Arias Gutiérrez, médica veterinaria, es un caballo que se podría desempeñar bien en otros deportes ecuestres. “La selección genética ha buscado ciertas cualidades. No es igual comparar un caballo criollo de los 80 que verlo hoy en día ejecutando su andar. Hoy son mucho más veloces”.
Su conexión con el hombre
Cuando se forja un vínculo entre un ser humano y su caballo, comienza una historia de lealtad, convirtiéndose en un miembro más de la familia. “Uno se monta en el lomo del caballo y se le acaba el sobregiro, se le acaban los problemas”, afirmó Gabriel Jaime Gómez, talabartero.
Además, Lucas Londoño Montoya, director administrativo de Asdesilla, destacó que un caballo genera felicidad, seguridad, autoestima, comodidad, retos y disciplina.
La industria equina
En Colombia, este sector es una fuente de fortaleza económica. La industria equina mueve alrededor de $6 billones al año. Además, existen más de 480.000 empleos directos que dependen de esta industria.
“Es una industria lo que hay en torno al caballo. Aunque para muchos puede estar considerado como un hobby, ese hobby mueve una industria.Alrededor de un solo caballo podemos tener seis o siete empleos directos. Está aportando al PIB agropecuario 0,63% anualmente”, destacó el presidente de Fedequinas.
Las ferias equinas
De acuerdo con Asdesilla, las ferias equinas pueden ser uno de los eventos más vistos en Colombia después del futbol. La Feria de las Flores es el evento más importante del mundo equino en el país. Se desarrolla cada agosto en la sede de Asdesilla y, más allá de dinamizar la economía, demuestra que el ecosistema equino es una industria altamente organizada.
“La Feria de las Flores es el evento que más esperamos, nos hace vibrar. Contamos los días porque es un evento que hacemos aquí en Asdesilla, que es nuestra casa, entonces para nosotros es un orgullo traer tanta gente a vibrar con nuestro caballo criollo colombiano”, resaltó Daniela Vélez, amazona.