Mantenga una condición corporal óptima con la alimentación en la gestación porcina
La fase de gestación es una de las más importantes durante el ciclo de vida de las cerdas, por lo que es fundamental saber los cuidados básicos que necesita el animal, con el fin de proteger tanto su sistema inmunológico como el de las crías. Uno de los aspectos fundamentales durante esta etapa es la alimentación adecuada, que será clave para asegurar buenos rendimientos de las granjas.
Los requerimientos alimenticios durante la fase de gestación dependen, en gran medida, del momento de la misma. Existen definidas tres etapas, durante su primer tercio se debe cuidar la implantación embrionaria, que se da entre el día 12 y 15 posinseminación.
El segundo tercio es el momento en el que se establece la formación de la placenta y algunos tejidos importantes que van a soportar la preñez, mientras que el último tercio de la gestación, en el cual se da el mayor crecimiento de los fetos en el útero, y el desarrollo de la glándula mamaria que sostendrá el crecimiento de los lechones después de su nacimiento.
Aunque la preñez de una cerda dura entre 115 a 117 días, según Sebastián Montoya, CEO de Nutripork, el proceso se ha alargado en función de la prolificidad de las genéticas modernas.
Una de las bases de la alimentación durante la gestación es el mantenimiento de la condición corporal. “El objetivo es tener una hembra en una condición corporal adecuada, para eso se utilizan varias metodologías”, precisó Montoya.
La más usada por los porcicultores es la metodología visual, en la cual, en función de esa condición corporal y de la observación de la parte posterior de la cerda, se da una calificación entre uno y cinco, en el que uno corresponde a una hembra extremadamente delgada y cinco a un animal con sobrepeso.
Existe también un equipo que desarrollaron en Estados Unidos, llamado caliper, herramienta que se pone sobre el dorso de la hembra y permite con mayor precisión medir la condición corporal de la cerda.
“El caliper tiene una escala, que les dice a los productores que menor de 12 puntos es una hembra delgada, entre 12 y 15 es una hembra normal y mayor de 15 es una hembra gorda.En función de esa medición se establecen las cantidades de alimento a suministrar, en relación con el momento de la gestación”, destacó Montoya.
Según el experto, hay algunas diferencias en torno a la administración de alimentos que pueden depender de la genética. Aunque hay algunas que recomiendan programas de alimentación que comienzan o terminan con mayor cantidad, el ideal es tratar de mantener 90% de las hembras en condición corporal normal.
Cuando hay una subalimentación, las cerdas sobrealimentadas presentan una mayor mortalidad embrionaria y producen camadas menores en comparación alimentadas correctamente.
“Normalmente, una hembra debe consumir entre 1,8 y dos kilos de alimento. Con base en esa medición, si una hembra está gorda, se le debe reducir el alimento. Se le puede dar entre 1,5 y 1,7 kilos, mientras que una hembra flaca se le puede suministrar más alimento de los dos kilos, es decir, 2,2 y 2,5 kilos”, manifestó.
Es importante que, en el último tercio de gestación, se proporcione una cantidad mayor de alimento en función de ese aumento en el requerimiento nutricional debido al crecimiento acelerado de los lechones y la glándula mamaria.
Una atención regular de la dieta en este ciclo de la vida prevendrá altos índices de mortalidad al nacimiento, menores rentabilidades, retrasos en la salida en celo, así como mayores costos de productividad.