Siendo el país más diverso del mundo, ya se tienen más de 1.700 especies amenazadas
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Siendo el país más diverso del mundo, ya se tienen más de 1.700 especies amenazadas

El territorio nacional cuenta con 81 ecosistemas, 20 de ellos ‘en estado crítico’ -es decir al borde de la extinción- y cerca de 30 se consideran en peligro
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Con 1.999 especies de aves, 82 de ellas endémicas (exclusivas del territorio nacional), Colombia alberga hoy la mayor diversidad de pájaros del mundo, además de unas 26.000 especies de plantas, 560 de orquídeas y 3.844 de mariposas (350 endémicas). Sin embargo, el riesgo de que muchas de ellas desaparezcan es latente, lo que el profesor Miguel Gonzalo Andrade, director del Instituto de Ciencias Naturales, ICN, de la Unal, califica como “vergüenza nacional”.

“Entre las 1.700 especies ‘amenazadas’, todas las tortugas continentales se encuentran en ‘peligro de desaparecer’. Entre las plantas, y pese a su riqueza, 311 especies de orquídeas están ‘en riesgo’, así como 38 especies de frailejones, plantas endémicas de los páramos colombianos. El territorio nacional cuenta con 81 ecosistemas, 20 de ellos ‘en estado crítico’ -es decir al borde de la extinción- y cerca de 30 se consideran en peligro, lo que significa que el 25 % están bajo amenaza”, advierte el profesor Andrade.

Por su parte la profesora Luz Stella Cadavid, vicerrectora de la Unal Sede Palmira e integrante del Grupo de Investigación Prospectiva Ambiental, considera, ciertamente, que “esta crisis, marcada por el cambio climático y la pérdida acelerada de biodiversidad, es reflejo de las fallas en los modelos socioeconómicos actuales, centrados en la explotación intensiva de los recursos naturales que llevará a la extinción de los seres humanos y de todas las formas de vida; por eso propongo una ‘transición civilizatoria’ que se haga mediante un cambio profundo en la relación entre los seres humanos y el medioambiente regularmente”.

“Debemos movernos de un enfoque extractivista centrado en el hombre y su postura de dominación, a uno horizontal en el que nos reconocemos como otra especie en la naturaleza y propendemos por la conservación de todas las formas de vida. No se trata solo de un cambio de modelo económico, sino también es de mentalidad: debemos pasar del consumismo desenfrenado a una economía que garantice la preservación de los recursos para las generaciones futuras”.

El grupo de investigación, de la mano de las comunidades de Tumaco y Arauca, ha promovido la transformación de residuos de pescado y desechos de comida en energía renovable, y además creó un fertilizante biológico subproducto del proceso, un aporte para detener la pérdida de biodiversidad con la eliminación de contaminantes y agroquímicos peligrosos para el suelo.

El profesor Diego Fernando Mejía, coordinador del Sistema de Gestión Ambiental de la Unal Sede Palmira, destacó que “la biodiversidad no necesita de las personas, esta tiene un valor intrínseco independiente de las necesidades humanas”, al resaltar los servicios que la naturaleza le ofrece a la humanidad, mientras esta última representa sus principales amenazas por la deforestación, la minería, las semillas comerciales y las especies introducidas, como el caso de los hipopótamos en Colombia.

Por su parte, la diversidad genética es fundamental para la biodiversidad porque proporciona la variabilidad necesaria para que las especies se adapten a cambios en el entorno y puedan resistir enfermedades y sobrevivir ante presiones ambientales fuertes.

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