La producción de flor de pascua cerrará este año con 350.000 plantas en el mercado
Ad portas de que comience la temporada navideña, una época en la que las decoraciones iluminan las calles, parques y hogares colombianos, el sector de la industria se prepara para el periodo más activo del año. Además de los tradicionales árboles, los regalos y su gastronomía característica, el sector viverista se convierte en el gran protagonista.
Las poinsettias, comúnmente conocidas como la flor de pascua, son un adorno tradicional de la temporada decembrina cuya singularidad reside en su llamativo color rojo. Aunque es una especie nativa de México, es altamente demandada para la decoración navideña nacional.
De acuerdo con Jairo Cadavid, presidente de la Asociación Colombiana de Viveristas y de Productores de Ornamentales, Colviveros, desde comienzos de año, en los municipios de San Antonio del Tequendama, La Mesa y Fusagasugá, en Cundinamarca, los viveristas vienen preparando su producción regular de poinsettias para atender la demanda local de cierre de año.
“Esta planta, de origen mexicano y comercializada inicialmente por los Aztecas, cada vez gana más aceptación entre los colombianos y, para la temporada de fin de año, se esperan llevar al mercado doméstico unas 350.000 plantas que decorarán oficinas, locales comerciales, restaurantes, hoteles y hogares”, destacó Cadavid.
Gracias a su característico color rojo natural, el cual es logrado por las dinámicas de producción de los productores rurales del viverismo que simulan el cambio de estaciones para que la planta alcance el color deseado y esperado por el consumidor final para la decoración, frente a la temporada anterior, Colviveros estima un incremento de 10% en su comercialización.
“La principal temporada de comercialización se concentra entre la tercera semana de noviembre y la segunda de diciembre. Son cuatro semanas en donde la planta es altamente exigida”, añadió.
Los avances en los procesos de desarrollo varietal en el mundo traen como resultado que, en el mercado nacional, se empiecen a demandar poinsettias con otros colores y texturas, lo que exige a productores tener un mayor dinamismo en su desarrollo.
Un caso de éxito
Poinsettias de Colombia es una compañía que, por más de 30 años, se ha posicionado como líder en la venta de este tipo de plantas decorativas. Así lo confirmó Nohora Espejo, gerente de la compañía familiar, quien resaltó que fueron pioneros en su comercialización en cadenas de supermercados como Carulla.
“La idea surgió durante una navidad mientras estudiaba en Holanda. En las tardes, al salir de la universidad, pasaba en mi bicicleta por los mercados y apreciaba la belleza y la forma como exhibían esas hermosas plantas. De regreso a Colombia, buscando un emprendimiento junto a mi esposo, asistimos a una reunión de viveristas en Fusagasugá, en la cual se cristalizó”, dijo.
Aunque inicialmente solo producían poinsettias, un producto para la temporada navideña, se hizo evidente la necesidad de ampliar y diversificar la producción, “para poder brindar empleo todo el año, y construir un tejido social y una experiencia entre los trabajadores de la empresa, que son su piedra angular”.
Para la ampliación de la producción, en 2005, construyeron nuevos invernaderos en una finca en arriendo en la vereda Payacal, de La Mesa, una apuesta que funcionó, ya que, años después, compraron la actual finca. “En este terreno hemos experimentado y seleccionado diferentes variedades de flores de corte. Con esto hemos generado un flujo de caja que nos permite sostener 15 empleos estables para la comunidad campesina de la región”.
¿Cuál es la dinámica de trabajo? El cultivo de las plantas se desarrolla en tres etapas. La primera es el cuidado y manejo de las plantas madre, que van a suministrar el material vegetal para el desarrollo del proyecto. Luego, la propagación vegetativa a partir de sus esquejes, el trasplante a materas de diferente tamaño, para obtener plantas pequeñas, medianas y grandes.
Finalmente, el proceso de inducción de la floración de acuerdo con un cronograma que va estrechamente relacionado con el estado de desarrollo de las plantas y las fechas de mayor demanda del producto. Las plantas salen de la finca con transportadores de la región, que los llevan a los sitios de acopio de las grandes superficies.
Actualmente se comercializan en los departamentos de Fruver de los supermercados de las grandes superficies, y en los viveros y floristerías de la mayoría de ciudades. Hoy día existe la tendencia de las entregas a domicilios. “Generalmente, 60% de nuestro cultivo se vende a las cadenas, mientras que 40% restante lo compran propietarios de viveros y floristerías”, agregó.
Respecto al crecimiento de ventas, la empresaria indicó que, aunque el mercado es estable gracias a la trayectoria con las cadenas de supermercados, la valoración de esta actividad económica se hace al final de la corta temporada. “Por ser un producto de temporada y perecedero, las actividades son muy rápidas. El trabajo de muchos meses se comercializa solo en ocho semanas”.
Sin embargo, pese a que solo están en el mercado local, no descartan la idea de exportar. Las plantas están cultivadas en un sustrato que contiene tierra natural, es decir, tiene microorganismos. Estos suelen ser inocuos, pero pueden llegar a producir enfermedades en otras plantas y cultivos, y generar pérdidas.
Como medida de bioseguridad, este tipo de tierra no puede ser exportado. “Si logramos establecer un sustrato 100% inerte y obtenemos una aprobación del ICA, en un futuro podríamos pensar en exportar nuestras plantas. La poinsettia se ha establecido como símbolo vivo de la navidad en el imaginario de los colombianos”.
Los retos que enfrenta su cultivo
Las plantas ornamentales responden a tendencias, momentos y colores. De acuerdo con Jairo Cadavid, presidente de Colviveros, el principal reto se centra en lograr mayor productividad por metro cuadrado, además de la introducción de nuevas variedades al mercado para que el consumidor tenga otras opciones más allá del tradicional color rojo. “Su producción demanda conocimiento, experiencia y microclimas especiales, en muchos casos, nuevos jugadores en el proceso productivo no alcanzan estándares de calidad”, indicó.