La papa, la yuca, batata y arracacha, entre los cultivos más afectados por las lluvias

Aunque los pronósticos apuntaban a una reducción en las lluvias con la llegada del fenómeno de El Niño, el último reporte de predicciones climáticas de corto y largo plazo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) muestra que las precipitaciones se extenderían hasta agosto con una intensidad de 40% en ciertas regiones.

Estas condiciones son una verdadera amenaza para los productores, ya que muchos cultivos sufrieron afectaciones en productividad, como el café, y un incremento de enfermedades fúngicas por cuenta de la humedad, como los frutales.

“Los cultivos en general sufren por problemas asociados al exceso de agua, sin embargo, algunos más susceptibles son las raíces y tubérculos, ya que adicional a los problemas fisiológicos que generan en la parte aérea se encuentran las pudriciones en las partes comercialmente útiles del cultivo, como la yuca, batata, arracacha, papa, entre otros”, explicó Rommel Igor León Pacheco, investigador máster senior del Centro de Investigación Caribia de Agrosavia.

Según el experto, hay muchos cultivos que requieren solamente agua en sus primeros estados fenológicos, tales como el maíz, frijol, yuca, batata, entre muchos otros que, con al menos 300 mm de agua durante su fase vegetativa, pueden producir de forma rentable. Por lo que el exceso de lluvias podría afectar gravemente estas siembras.

“Otro ejemplo podría ser el cultivo de arroz que para controlar algunas malezas y por su condición de adaptación a condiciones de hipoxia se manejan agronómicamente láminas de agua en los primeros perfiles del cultivo”, explicó.

Jader Rodríguez, investigador Ph.D Senior de Agrosavia, dijo que, por ejemplo, el cultivo de caña de azúcar para la producción de panela es un sistema productivo en el que se dificulta tener condiciones controladas, por lo que el exceso de lluvia tiene un efecto directo sobre la fisiología de las plantas cultivadas en los rendimientos y baja calidad de la fibra.

“Estos efectos tienen impacto en el procesamiento, ya que se requiere evaporar más agua con la misma cantidad de combustible, lo cual hacer sistemas de producción de panela no sean autosuficientes energéticamente. De forma indirecta, los excesos de lluvia afectan la realización de labores en campo como la cosecha, la fertilización, acondicionamiento del suelo y el control de malezas, en el momento indicado. Por lo tanto, para minimizar el efecto de exceso de lluvias se podría construir sistema de drenajes en el cultivo y mejorar las vías acceso para el transporte de la caña”, explicó.

Los efectos del exceso de lluvias en los cultivos son muy notorios, según explicó León Pacheco, ya que el oxígeno en terrenos inundados disminuye porque la difusión de gases en el agua es mucho más lenta en comparación al suelo bien aireado, “lo que genera una crisis energética para los tejidos de las raíces por el ambiente anóxico, ocasionando hasta la muerte de la planta”.

“En la planta, además del efecto en la absorción de nutrientes y agua por la carencia de energía, el impacto más grave lo provoca sobre la fotosíntesis debido a la reducida conductancia estomática y el cierre de estomas, así como el menor crecimiento de las hojas, clorosis, quemazón y finalmente la caída de las hojas y muerte total de las plantas”, agregó.

¿Cómo deben drenar los cultivos los productores?

León Pacheco dijo que es clave tener una adecuada preparación del suelo o también con cultivos de protección. Algunas estrategias consisten en plantar árboles alrededor de los campos para reducir el escurrimiento, construir canales o tuberías de riego para controlar el flujo de agua hacia los cultivos, mejorar el drenaje a través de surcos, plantar cultivos de rápido crecimiento y maduración para evitar el periodo de inundaciones.

“También pueden plantar cultivos que toleren las inundaciones, promover la agricultura vertical en áreas propensas a inundaciones y, finalmente, para poder estar preparado frente a estos fenómenos, se recomienda acceder a la información sobre riesgo y a los pronósticos del tiempo para determinar los mejores períodos de siembra”, concluyó.