La Universidad Veracruzana destacó la importancia del gusano productor de seda
En el año 2.500 A.C., el emperador Huang Ti encomendó a su esposa Xi Lingshi la tarea de descubrir qué estaba consumiendo sus plantas de morera. Este misterio condujo al descubrimiento de unos gusanos blancos que producían capullos brillantes, desencadenando así el inicio de la sericicultura o sericultura en China.
La sericicultura implica la crianza del gusano de la especie Bombyx mori para obtener seda a partir del hervimiento de sus capullos. Este proceso arduo produce entre 700-1.500 metros de hilo por cada capullo, mostrando la meticulosidad requerida para la producción de este preciado material.
Aunque la sericicultura se ha expandido a más de 20 países, Asia sigue siendo el principal productor de seda, con China liderando con 70% de la producción mundial. En lugares como México, Brasil, Bulgaria, Egipto y Madagascar, también se ha adoptado esta práctica milenaria.
En México, específicamente en Coyoacán, Ciudad de México, y en Oaxaca, se cultivan moreras para alimentar a los gusanos de seda. Los esfuerzos por preservar y promover esta tradición se han extendido incluso desde la época colonial, cuando se permitió el cultivo de moreras en zonas estratégicas como Tepexi en Puebla y Oaxaca.
Taxonómicamente, Bombyx mori pertenece al orden de los lepidópteros, compartiendo parentesco con mariposas y polillas. Esta especie, adaptada a la cría comercial, experimenta una metamorfosis en cuatro etapas: huevo, larva, pupa y mariposa.
Durante su fase de larva, Bombyx mori produce un capullo de seda formado por dos fibras de fibroína rodeadas de sericina. La fibroína, componente principal de la seda, se produce en la glándula sericígena del gusano, mientras que la sericina actúa como agente antibacterial y antioxidante.
El potencial de la seda va más allá de su uso textil. Investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Agrobiológicas en Japón han logrado modificar genéticamente los gusanos de seda para producir proteínas específicas, abriendo la puerta a aplicaciones médicas y cosméticas.
Los laboratorios Kraig Biocraft han llevado la ingeniería genética un paso más allá, incorporando proteínas de la seda de araña a los gusanos de seda. Esta innovación promete revolucionar industrias como la fabricación de materiales resistentes y livianos.
Bombyx mori es mucho más que un gusano productor de seda. La Universidad destacó que su legado histórico, su importancia económica y su potencial para la innovación científica lo convierten en un sujeto de estudio y admiración constante en el mundo moderno.