La historia de los cafés especiales en Colombia, pioneros en la revolución del grano
La historia de los cafés especiales tuvo en su epicentro a países como Colombia. No solo porque fue pionero en la producción de estos granos, sino porque tiene una amplia variedad con valor agregado para enviar al exterior y que fue revolucionario a finales de la década de 1990.
Empezó en la costa oeste de los Estados Unidos, Seattle, California y llegó a diferentes lugares como Japón, Nueva Zelanda, Europa, entre otros destinos.
Pero hay que remontarnos un poco atrás en el plano local, cuando se fundó en 1973 la fábrica Buencafé Liofilizado, que envió a distintos países cafés y se enfocó en conquistar nuevos mercados para los granos colombianos.
El desarrollo de la caficultura colombiana siguió su rumbo y, en 1982, según Asoexport, ocurrió un hito importante: Cenicafe desarrolló la variedad Colombia, que para la época fue mucho más resistente a enfermedades como la roya y era más productivo.
“Los movimientos de cafés especiales comenzaron en el mundo a finales de los 90 y principios de los 2000. El consumidor cafetero cambió por la influencia de Starbucks como gran redinamizador del consumo mundial y de alguna forma con su crecimiento tan fuerte rejuveneció el café del mundo y en eso empezó la tendencia de tener mayor diferenciación”, dijo Juan Camilo Ramos, gerente comercial de Fedecafe.
En 1995, la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafe) estableció el programa de cafés especiales con el objetivo de identificar, promover y desarrollar granos de este tipo en el país e incursionar en dicho segmento del mercado.
Estos cafés son únicos en su especie y tienen características muy definidas con relación a las diferentes propiedades del grano.
“A principios de los 2000 cogió más fuerza la importancia de la diferenciación y Colombia empezó a ser tierra de diversidad, se aceptó que sus cafés son especiales, con diferentes perfiles, sabores, historia y para todo tipo de gustos. Sobre esa diversidad están montados los cafés especiales”, dijo.
El líder gremial explicó que no se puede contabilizar las cantidades de cafés especiales. “No hay un registro, aún no hay una definición exacta de qué es un café especial, lo que más importa es la diferenciación por sus características sensoriales, por la forma que se produce y toda la historia que viene detrás”.
Existen asociaciones de productores en todo el país, productores muy especializados, pero las categorías son amplias y algunas muy sofisticadas.
“Todo ese movimiento de cafés especiales es internacional y los nuestros en su gran mayoría son exportados, en Colombia cada vez hay mejores en todas las ciudades con mejores granos. La gran mayoría se envía al exterior y en todas las partes del mundo se da en diferentes lugares”, dijo.
Colombia es líder de los cafés suaves lavados y es el país más grande en el mercado. “Eso nos hace trabajar con un gran portafolio de especiales”, agregó.
Pero este subsector requiere de mucho trabajo, por lo que el tema de costos y de empleos es importante para ser posicionados en mercados internacionales.
“Los concursos que hacemos son una herramienta de promoción de los cafés especiales. En ambas direcciones, entre los productores locales, pero también para promocionar con el exterior. La idea es mostrar la calidad, vanguardia y que está hecho distinto”, dijo.