Cuatro pasos para renovar los suelos y praderas en sistemas de producción de leche
En el proceso de producción de leche y carne se deben tener en cuenta muchos factores dentro de la finca como el manejo de los sistemas rotacionales o silvopastoriles que se aplican con el objetivo de proteger y promover el crecimiento de los pastos para la alimentación bovina diaria.
Los pastos deben conservarse en perfecto estado para que a la hora de la ingesta transfieran todos sus nutrientes, según explicó Javier Castillo, investigador master del Centro de Investigación Tibaitata de Agrosavia, pues hace parte de un plan de finca que deben de poner en marcha todos los productores para asegurar el éxito de sus procesos.
Con el fin de mejorar la productividad de la ganadería lechera, se debe llevar a cabo el plan de finca, que consiste en cuantificar y racionalizar las cantidades de animales y recursos que se posee, incluyendo el capital para sobrevivir.
“Hay que organizar, ya sabemos que las vacas lecheras en Cundinamarca y Boyacá se alimentan de pasto, especialmente el kicuyo, su crecimiento varía mucho, entonces es importante que se haga un seguimiento, que va a ir vinculado dentro del plan de finca, a eso lo llamamos presupuesto forrajero”, comentó el experto en entrevista con Agrosavia.
El primer paso es el presupuesto forrajero, que, como se mencionó anteriormente, tiene como fin calcular a través de la observación y el seguimiento cuánto se debe producir según los recursos que se tienen el momento, se basa en la planificación y proyección.
Se recomienda que recorran el potrero constantemente en un intervalo de cada ocho días para saber cómo es el crecimiento del pasto diariamente. “A partir de esto, yo puedo decir si una zona se está quedando con calva, si pasa algo en la pradera o por qué no está creciendo el pasto”.
El siguiente paso es la implementación del uso de la regla forrajera, para hacer un diagnóstico de praderas, que es un indicador de cómo va creciendo el pasto, si ya se puede pastorear o no, dependiendo de la altura del mismo. Esta herramienta se incluye dentro del presupuesto forrajero, también sirve para hacer un diagnóstico, con estos datos se puede determinar cuánto pasto tiene el potrero e incluso cuantas vacas se puede meter.
El tercer paso es no tocar los potreros seleccionados previamente para reparación y renovación. Esto tiene que ir en el plan de finca, los productores deben saber con cuantos potreros contarán para poder gestionar la alimentación de los animales.
Finalmente, el cuarto paso se basa en toma de decisiones necesarias y correctas a partir de los resultados obtenidos anteriormente; si el pasto está muy alto, se debe pastorear, si está muy bajo, se aconseja aplicar enmiendas y fertilización integral y seguido usar labranza vertical, qué es un cincel que va rompiendo el suelo como si estuviera compactado, lo que hace es explotarlo y abrir los microporos para qué las plantas puedan absorber toda el agua y los nutrientes, según explicó el experto.