Agricultores de cultivos transgénicos apoyan sentencia para proteger semillas nativas
Tras una acción de tutela interpuesta por el Resguardo Indígena Cañamomo-Lomaprieta y otras jurisdicciones indígenas contra el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio de Ambiente y otras entidades estatales, con relación a la falta de garantías frente a la conservación de semillas nativas que hay en estos territorios, especialmente, con base a los cultivos genéticamente modificados, la Corte Constitucional ordenó proteger las semillas nativas y criollas de maíz de estos pueblos.
De acuerdo con el alto tribunal, para los demandantes, “coexiste una amenaza inminente y latente de los derechos fundamentales a la autodeterminación, a la identidad étnica y cultural, al ambiente sano, a la salud humana, al acceso a información pública y a la participación efectiva”.
Los accionantes insistieron en los riesgos o efectos adversos producidos por variedades de maíz genéticamente modificadas, cultivadas cerca o en cultivos tradicionales, añadiendo que, el Plan de Bioseguridad y Seguimiento diseñado para controlar la siembra de maíz genéticamente modificado ha resultado ineficaz.
Medidas adoptadas por el Estado frente a los cultivos genéticamente modificados
Según la Alta Corte, quienes interpusieron la acción destacaron que “el Estado, a través del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, adoptó las recomendaciones del Comité Técnico Nacional de Bioseguridad para Organismos Genéticamente Modificados, relativas a autorizar la siembra de cultivos genéticamente modificados en el país, siempre que contarán con un plan de bioseguridad y seguimiento que garanticen un uso seguro de estas tecnologías”.
En concordancia a ello, el ICA emitió una nueva regulación, a través de la que implementa “el plan de bioseguridad y seguimiento para siembras comerciales de cultivos genéticamente modificados con resistencia a plagas objetivo de la tecnología y/o tolerancia a la aplicación de herbicidas”.
Aunque uno de los objetivos de esta resolución es mitigar el flujo de genes de cultivos genéticamente modificados hacia variedades criollas y/o especies compatibles sexualmente mediante estrategias de aislamiento, de acuerdo con los resguardos indígenas, “las medidas de aislamiento dispuestas por las autoridades gubernamentales han resultado ineficaces e insuficientes para proteger las áreas reconocidas como resguardos indígenas”.
Los actores soportaron que, a través de varias pruebas InmunoStrip realizadas en los departamentos de Tolima, Huila, Cauca y Caldas para el monitoreo del estado de sus semillas criollas y nativas de maíz, encontraron variedades vegetales tradicionales de maíz contaminadas con maíz genéticamente modificado.
Como respuesta, la Corte Constitucional determinó que sí existe ausencia de acciones estatales, por lo que ordenó al Gobierno proteger estas semillas nativas y criollas, resaltando que, en el término de un mes posterior a la notificación, deben “implementar y coordinar las medidas urgentes e inmediatas para la recuperación, conservación y producción de las semillas nativas y criollas de maíz en cada grupo demandante”.
¿Qué dicen los productores de maíz genéticamente modificado?
El pasado miércoles 15 de noviembre, en el marco del Congreso Agropecuario Nacional de la SAC, agricultores de semillas biotecnológicas coincidieron en la importancia de preservar la semilla nativa y criolla, apoyando la sentencia emitida por la Corte.
Pese a que resaltaron la necesidad de protección y conservación de las semillas criollas y nativas, mostraron su preocupación frente los anuncios de organizaciones como la Alianza por la Agrobiodiversidad, quienes incitaron al Gobierno nacional a adoptar “medidas que permitan transitar hacia la prohibición de los cultivos transgénicos”, puntualizando en que esta decisión no solo debería limitarse a territorios de resguardos indígenas, sino también a todo el territorio nacional.
“No estigmaticen las semillas transgénicas, sencillamente porque quitan la posibilidad de producir con una herramienta que facilita el manejo agronómico del cultivo”, dijo Andrés Arango, ingeniero agrónomo y agricultor del Valle del Cauca, con más de 20 años de experiencia en el cultivo de maíz.
Edinson González, agricultor afrocolombiano del Cauca, añadió que “si el día de mañana no podemos importar por algún motivo, ¿qué vamos a hacer para cubrir la demanda sin semillas mejoradas? Se nos vendría una guerra de hambre porque el maíz se usa para todo, incluso para alimentar peces”.
Ante ello, los agricultores, además de destacar que el país está lejos de autoabastecerse, exigen que se apliquen los principios de diversidad a la agricultura. “Este Gobierno quiere impulsar nuestra producción para suplir al país. No tiene sentido querer producir más maíz y al tiempo cortarnos las alas quitándonos el acceso a las tecnologías de las semillas”, concluyó.