Nuevas luces LED facilitan mayores tasas de crecimiento en la producción de huevos
La industria avícola ha alcanzado altos estándares de productividad gracias a estrategias que proporcionan a las aves unas condiciones artificiales que facilitan unas mayores tasas de crecimiento o producción de huevos.
La iluminación de galpones tanto en horas nocturnas o, incluso, durante en día en horas de menos luz, es sin duda una de las principales estrategias que los productores utilizan para aumentar la productividad.
“La utilización de iluminación en los galpones optimiza el crecimiento de las pollas y estimula el inicio de postura. La clave está en lograr 16 horas de luz a las 25 semanas con el fin de prolongar el pico de producción”, explica Andrés Camilo Barrios Cruz, tecnólogo en producción pecuaria y creador de la marca Gallinas Pro.
Si bien la iluminación en las granjas no es nueva y desde hace mucho tiempo se utiliza, la tendencia moderna es la utilización de bombillas LED, que combinan eficiencia, fiabilidad y larga vida.
La instalación de luces LED en galpones requiere de un acompañamiento técnico de personas y/o empresas que sepan del tema. No se trata simplemente de cambiar las bombillas existentes, en los mismos puntos de siempre.
Esta “arquitectura” lumínica debe garantizar que el espectro, alcance, y la intensidad de la luz sean suficientes para generar el efecto. Hay que aclarar que existen luces LED especialmente fabricadas para la industria avícola, otras para uso agrícola no especificado y los estándares de uso doméstico. Las tres mejoran las condiciones de iluminación y costos, pero son más efectivas mientras más especializadas sean.
La cantidad de bombillas y su distribución en el galón dependerá de factores como el área, la forma de la estructura, el alto de los techos, la temperatura ambiente, la ventilación y hasta el número de aves.
La intensidad de las bombillas y las láminas difusoras de las lámparas donde se instalan deben garantizar una distribución pareja de la luz, con una intensidad entre 30 y 35 luz por gallina puesta.
Los sistemas modernos permiten que el sistema de iluminación simule la puesta del sol, produciendo en las aves la sensación de que se tienen que ir a dormir en su lugar seguro para poner los huevos.
“En climas cálidos donde se presenta bajo consumo de alimento, proporcionar iluminación durante la noche puede ser útil para nivelar su consumo, lo que contribuye a una adecuada conversión de alimento en huevos”, explica el experto Andrés Camilo Barrios.
La instalación y el funcionamiento de las luces LED requieren de mucha precisión para que el efecto no sea perjudicial y, por lo tanto, contrario a lo que se busca. Una intensidad superior a la indicada puede causar comportamientos anormales como nerviosismo, “picaje”, morderse entre ellas mismas, y canibalismo.
Por su parte, si la distribución de la luz no es pareja y se generan zonas oscuras dentro del galpón, se pueden convertir en sitios en las cuales las aves se pueden amontonar lo que puede generar mortalidad. Otro reto menor, pero no menos importante, es mantener limpios los bombillos para evitar la pérdida de intensidad de la luz.
La luz emitida por una bombilla LED es direccional inherentemente y puede crear sombras cuando hay poca difusión del lente o dependiendo del lugar donde se coloca en la nave.
Mientras se logre una salida del ángulo de luz de menos de 180°, puede ser beneficioso dirigir la luz hacia las aves, ya que el espacio entre las luces debe ser adecuado para evitar sombras.
Las luces que cuelgan demasiado bajo o con un ángulo de menos de 120° producen un efecto de “enfoque en relieve,” creando conos con áreas de luz y de oscuridad en la nave. En las naves con aves en piso, la distribución de la luz dispareja causa sombras, y más huevos.
“La iluminación led brinda eficiencia energética. Facilita el inicio de postura y la eficiencia productiva de las aves durante el crecimiento y postura”, expresó Andres Camilo Barrios.