La historia de Don Danilo, el único que dominó los cuatro andares del caballo criollo colombiano
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La historia de Don Danilo, el único que dominó los cuatro andares del caballo criollo colombiano

Su carrera fue exitosa, fue gran campeón en trote y galope, y trocha y galope de la Feria de las Flores de Medellín, en Antioquia
Cortesía
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Si hay un ejemplar que partió en dos la historia del caballo criollo colombiano fue Don Danilo, un animal que nació el 20 de febrero de 1957 en el suroeste antioqueño. Fue un equino que tuvo habilidades únicas y para muchos expertos en el gremio, el único en dominar los cuatro andares: trocha, trote y galope, trocha y galope, y paso fino.

Su nacimiento se dio en la Hacienda San Pedro, ubicada en el corregimiento Farallones en Ciudad Bolívar, Antioquia. Fue criado por Luis Ángel Vélez, quien en principio pensó en sacrificarlo por sus características físicas. Según el historiador y criador Nicolás Gómez Caballero “cuando nació era color ternero, desteñido y pintado, pata blanca y mediana”.

Pero su esposa le reprochó ese acto y él decidió regalarle el potrillo. “A los 24 meses Danilo fue vendido a Diego Restrepo, y fue arrendado por Gonzalo Calad, en Titiribí (Antioquia) y el caballo se lo llevan a Medellín y se lo dan a un montador y arreglador llamado Alfredo Gallego, quien lo recibió, le dio excelente comida, y en oscuridad, con panela y maíz, desarrolló su color palomino”, narró el historiador y criador Mario Gómez Caballero en una tertulia realizada por Andares App.

Gallego sacó por primera vez a competir en la Feria de Medellín a Danilo en 1961, y quedó trotón galopero, y quedó se convirtió en gran campeón reservado. En 1962, en el mismo evento quedó primer puesto en la competencia y gran campeón en la feria trotando y galopando.

Danilo era hijo de una madre lusitana de un criadero en Portugal que había llegado a Bogotá, de nombre Danesa y su padre, Rey Cometa, le heredó la sangre criolla, lo que, según los historiadores, le dio un gran temperamento y una disposición de ir hacia adelante y dejarse manejar, lo que le permitió trochar y galopar.

Don Danilo - Cortesía

En 1963 fue presentado nuevamente en la Feria de Medellín e hizo el título de gran campeón trochador galopero.

Diego Restrepo, quien era el dueño de Danilo hasta el momento, vendió al ejemplar a Germán Ochoa Palacio por la suma de $20.000. Al otro día fue adquirido por José María Uribe por $22.500, y luego José Mejía, conocido como ‘Paleto’ de Armenia, lo compró por $120.000, una suma inaudita en la época.

Según explicaron los historiadores, Paleto lo presentó en la romería de caballistas en Armenia como el gran campeón de la Ferias de las Flores Don Danilo, y ahí es el bautizo con el “don”.

En el país en las exposiciones nadie juzgaba ni se conocía la modalidad que desarrolló Gallego en Don Danilo, la trocha y galope. “En Medellín impusieron la moda, y Mejía se llevó al caballo en Tuluá en junio de 1963 y lo presentó oficialmente como trochador galopero”, dijo Gómez.

Luego, tras una serie de apuestas perdidas de Paleto, tuvo que hacer una rifa para poder pagar las deudas adquiridas en los juegos. El nuevo dueño terminó siendo Luis Duque, y lo siguió montado Adolfo Gómez, “el mejor chalán de la época”, según Caballero.

De Don Danilo en Fedequinas hay registrados 45 hijos, aunque se habla de que hubo muchos descendientes por montas que no fueron anotadas.

“La carrera Don Danilo siguió siendo triunfante, se volvió el caballo sensación, el boom, a todas las ferias lo invitaban, la gente volvía a los coliseos y los llenaban”, agregó Caballero.

Según el historiador, Adolfo Gómez ejecutó los cuatro pasos seguidos con Don Danilo, algo que ningún caballo ha podido emular hasta la fecha de hoy. “Ramón Dueñas le hace fuerza y dijo que Don Danilo no andaba al paso sino al paso fino colombiano, que no existía en la época”, agregó Mario Gómez.

Luis Duque le mandó a construir una pesebrera llamada “El Palacio de Don Danilo”, ubicada en la estación del tren entre Tocaima y Girardot. Allí pasó sus últimos años de vida y falleció un 30 de julio de 1976, con un legado imborrable que hasta el día de hoy queda como una leyenda del caballo criollo colombiano.

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