Hay más de 11.000 ejemplares de ganado blanco orejinegro, según cifras de Agrosavia
Colombia tiene un tesoro genético en sus razas criollas bovinas. De las líneas bos taurus, que llegaron al continente americano tras el descubrimiento de Cristóbal Colón, con el pasar de los años estas razas no sólo se adaptaron al trópico con sus bondades y dificultades, sino que han ido evolucionando positivamente en su producción y calidad.
“Para los sistemas de producción tropical, resistentes a las condiciones climáticas, las razas criollas son excelentes y fundamentales”, explicó Edison Julián Ramírez, investigador PhD. de Agrosavia en el Centro de Investigación El Nus.
Razas como el blanco orejinegro, romosinuano, hartón del valle, costeño con cuernos, casanareño, caqueteño y los singulares ganados Velásquez y Lucerna, hacen parte del patrimonio ganadero del país, y no sólo por el romanticismo de conservación de unas líneas bovinas muy originales, sino porque se insertan en la cadena productiva con muy buenos resultados.
El número de ejemplares de estas razas, en colectivo o contados en cada una de ellas, es muy incierto. No hay censo nacional desde finales de la década de 1990 y solamente Agrosavia y algunas agremiaciones se han tomado el trabajo de contar y mapear su población.
Si bien de algunas de esas razas han ido decreciendo en su número de ejemplares, hay ejercicios científicos y entables ganaderos que han trabajado fuertemente por su preservación y por el aumento de su hato.
El blanco orejinegro es sin duda alguna la raza más predominante. Se estima que en el país hay cerca de 11.500 ejemplares distribuidos en la Región Andina, especialmente, con algunos lotes en la Orinoquía.
En su trabajo científico y constante de conservación y expansión del hato de las razas criollas colombianas, Agrosavia tiene reportados 5.461 ejemplares de sanmartinero, ubicados especialmente en los Llanos Orientales y de 3.700 animales de romosinuano, principalmente en el área de la Costa Caribe.
De las otras razas como hartón del valle, costeño con cuernos, casanareño, caqueteño, Velásquez y Lucerna, no hay estadísticas actualizadas ni confiables. Estimativos gremiales o datos del censo de 1999 indican que entre todas no pasarían de 5.000 ejemplares.
Agrosavia tiene unos 900 ejemplares de costeño con cuernos en dos núcleos de conservación, donde trabajan arduamente por la conservación de la raza y el aumento de su hato.
Las razas criollas son atractivas como negocio por varias razones. En su morfología y fortaleza tienen mayores indicadores reproductivos de toros y vacas, mayor precocidad, longevidad, viabilidad y vigor de las crías, más tolerancia a enfermedades, plagas y parásitos y mejor resistencia al estrés por calor y cambio climático.
Pero además, su rendimiento en buenas condiciones puede ser igual o, incluso, superior a razas especializadas porque tienen más aprovechamiento los forrajes tropicales, mansedumbre que facilita su manejo, tamaño medio con menos necesidades nutricionales y, por último, y quizás más importante, producen carne y leche de mejor calidad.
Las razas con números rojos y en peligro de extinción
El costeño con cuernos y el hartón del valle se consideran razas bovinas en peligro de extinción por el poco número de ejemplares, pese a que un informe reciente de la FAO catalogó como la raza criolla con las mayores capacidades lácteas a este último. Agrosavia y Corpovalle apoyan mediante proyecto la conservación de esa línea y las condiciones para que aumente su número de ejemplares.