Hacienda San José, un caso de ganadería que captura más carbono del que emite
Pese a que el sector ganadero es clave para garantizar la seguridad alimentaria, pues la carne, la leche y los huevos representan 34% de la proteína que se consume en todo el mundo, hay un efecto perjudicial para el medio ambiente en cuanto a las emisiones de carbono que emite el hato bovino y bufalino. Según cifras de la FAO, las cadenas de suministro de este sector pecuario equivalen a 7,1 gigatoneladas de CO2.
Los diferentes organismos multilaterales, los gobiernos y gremios como Fedegan, en el caso colombiano, llevan un tránsito hacia ganadería sostenible, regenerativa y no extensiva, para lograr mitigar el impacto de las emisiones y generar trazabilidad del producto.
La Hacienda San José (HSJ), una empresa ganadera ubicada en Vichada, cerca a la frontera con Venezuela, logró algo impensable: por cada tonelada de C02 que emite el ganado, captura tres toneladas en el suelo.
Jacobo Arango, biólogo ambiental del programa de forrajes tropicales del el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), dijo que “este estudio muestra, por primera vez, cómo con forrajes mejorados y un manejo adecuado se puede lograr una huella de carbono favorable para la producción ganadera, almacenando más gases de efecto invernadero de los que emite el sistema”.
El estudio que fue desarrollado junto a la Alianza de Bioversity International, la Universidad de Stuttgart de Alemania y el Banco Mundial , mostró que con el uso de la variedad de pastura llamada Urochloa humidicola ayuda a aumentar los niveles de carbono del suelo en las sabanas tropicales en 15%, en comparación con pastos degradados.
Pero estos resultado favorables de la huella ambiental no se logran sin un manejo adecuado del ganado, que tiene que adaptarse a las condiciones ambientales y climatológicas de donde se encuentra la finca o hacienda.
En el caso de HSJ la genética usada se llama Nelore de ciclo corto, proveniente de Brasil, y que funciona en las condiciones del Vichada.
Paulo Moreira, CEO de la compañía, dijo que hay dos conceptos que hay que entender: el límite ambiental y el biológico, variables que tienen que jugar juntas para lograr una huella ecológica favorable.
“La raza que usamos tiene un límite biológico de preñes muy temprano, se pueden aparear con nueve meses de edad, pero tiene un límite ambiental, ese ejemplar que nace muy temprano tiene un requerimiento nutricional para que no se perjudique y no quede para atrás en crecimiento y desarrollo”, explicó.
Si las 4,5 millones de hectáreas degradadas en esa región tuvieran el mismo sistema de suelos y manejo de pasturas, almacenarían 11 millones de toneladas anuales de CO2. No solo alcanzaría para compensar las emisiones propias del sistema ganadero, sino que habría disponibilidad de casi 6 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono.
Gabriel Jaramillo, líder del equipo de HSJ, dijo que abordan la sostenibilidad de manera holística, “teniendo en cuenta el bienestar humano como el no uso de antibióticos preventivos, el bienestar animal, la armonía con el medio ambiente como preservar los bosques nativos, preservar los humedales y acabar con las quemas anuales de sabana. Igual de importante es el trabajo con las comunidades mejorando su nivel de vida a través de programas de género y educación”.
Las ventajas de este sistema no son solo en materia ambiental sino que tiene grandes beneficios en cuanto a producción. Según el estudio, los ganaderos de la región incrementarían hasta 17 veces su hato bovino a aproximadamente 4 millones de cabezas.
“En nuestro estudio, la pastura no solo logró secuestrar y remover activamente el carbono, sino también mejorar la alimentación del ganado durante todo el año”, dijo Arango.
Impulso para la mano de obra local y regional
La Hacienda San José llega a emplear cerca de 80 personas, dependiendo de la época del año, si están en siembra de pasto u otros oficios. “En la medida de lo posible siempre buscamos que las personas sean de la región, afortunadamente hay mucho empleo y un pueblo muy cercano” dijo Paulo Moreira, CEO de la compañía. Esta empresa contrata, en su mayoría, mano de obra local, y ha hecho inversiones para preparar al personal, junto a un programa de capacitación continua y de promoción adentro de la organización para los empleados. “Tenemos inversiones a través de una asociación donde están todos los empresarios de la zona y las canalizamos en educación para transformar la vida de los colaboradores de la compañía”, agregó.
“Capturamos más carbono del que emitimos”
Uno de los mayores retos que tiene el sector ganadero es el tránsito hacia una actividad pecuaria sostenible, no extensiva y que produzca más para ser competitivos en el mercado internacional.
Un ejemplo de este cambio en la forma de hacer ganadería es la Hacienda San José, ubicada en el Vichada, que por cada tonelada de CO2 que emite el ganado, captura tres toneladas en el suelo. Paulo Moreira, CEO de la empresa, explicó cómo lograron estos resultados.
¿Cómo nació la idea de crear la Hacienda San José (HSJ)?
La Hacienda San José es un sueño de impactar esta región del país y en las comunidades. Nació hace ocho años, nosotros nos pusimos a buscar al forma más eficiente y sostenible de hacerlo.
Nos pusimos a estudiar y nos dimos cuenta que la frontera agrícola siempre se hace con ganado, ya que es una industria que requiere muy poca infraestructura y mano de obra, distinto a los granos, que requiere mayor especialización.
¿Qué raza de ganado manejan en la hacienda?
Después de mirar muchas opciones llegamos al Nelore de ciclo corto, una raza que no existía en Colombia y la trajimos de Brasil. Tiene muchas bondades como la precocidad, es muy adaptada a estas condiciones ambientales de calor, garrapatas y otras variables.
Mientras que el promedio nacional de la primera preñes está cerca a los 40 meses, aquí en la finca es de 14, tenemos unos índices de fertilidad muy superiores a lo que tiene nuestros vecinos.
Esta raza tiene un límite biológico de preñes muy temprano, se pueden aparear con nueve meses de edad, pero tiene un límite ambiental, ese animal que nace muy temprano tiene un requerimiento nutricional muy alto para no afectar su crecimiento y desarrollo.
¿Cuántas cabezas de ganado tiene la hacienda?
Nosotros tenemos 5.500 cabezas en la HSJ, pero este proyecto cuando llegue a su madurez tendrá casi 750.000 cabezas. No son nuestras sino de los inversionistas que se unirán en los próximos años y fases del proyecto pecuario.
¿Cuántas hectáreas tienen?
HSJ tiene hoy 8.800 hectáreas, es un proyecto a largo plazo y muchos años y que tiene muchas fases.
¿Cuáles son las fases?
La fase uno es la hacienda misma, el centro de inteligencia donde se hace todo el mejoramiento genético y los procedimientos que las otras fincas deben seguir; la fase número dos es donde empezamos a crear fincas de levante y cría, en la que estamos en este momento y atraemos inversionistas para que sea asociativo; la fase tres, es de levante y ceba; y más adelante viene la parte de sacrificio y producción de carne.
¿Qué pasturas usan?
Acá viene todo el paquete tecnológico de la pastura, ya que es inevitable que el animal emita carbono, pero con esta genética podemos reducirlas. Hicimos varios ensayos con diferentes pasturas en la finca, y llegamos a uno
que fue desarrollado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), que se llama Urochloa humidicola que es un pasto muy resistente a esas condiciones de suelos que tenemos, muy ácidos y con altos contenidos de aluminio.
Este pasto no requiere ninguna corrección del suelo, lo echamos sin echar cal, fertilizantes y se desarrolla muy bien y al fin nos brinda una capacidad de capa que es el doble de los que ensayamos anteriormente.