La ganadería colombiana está en riesgo de fiebre aftosa a causa del contrabando
El vecino país no ha logrado controlar el virus debido a su precario programa de control. El principal efecto que esa ausencia de autoridad tiene sobre la actividad en Colombia es que pone en riesgo la certificación de la Organización Mundial de Sanidad Animal (que catalogó al país como libre de la enfermedad) y con ella toda posibilidad de exportar a otros mercados.
“Lograr ese reconocimiento implica un proceso largo y dispendioso que nos tomó más de 11 años”, explica Olga Lucía Díaz, subgerente de protección animal del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
Todos los rebaños están expuestos a la fiebre aftosa y debido a su carácter altamente contagioso tiene repercusiones económicas considerables ya que en la mayoría de los casos el animal muere.
El solo rumor de la amenaza ya es perjudicial, pues le cerraría las puertas a los exportadores que hace apenas unos meses lograron que se levantara la restricción por aftosa para la exportación de carne bovina a China.
“Unos de los limitantes más grandes para comercializar en otros países es el certificado y ahora el riesgo de su vigencia es muy alto”, dice Andrés Arenas, presidente de la Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Cebú (Asocebú).
El contrabando por esta frontera de 2.219 kilómetros se sirve de trochas para descargar el ganado en ciertas zonas. Orlando Viloria, director de la Seccional de Impuestos y Aduanas en Riohacha, cuenta que los contrabandistas se apoyan en informantes que les advierten de la ubicación de los puntos de control. Y en Arauca, por ejemplo, se ingresa ganado por canoas cruzando el río, según indica el mayor Pedro Gómez de esa seccional.
Otra metodología, donde se aprovecha aún más el diferencial cambiario es devolver el ganado que se exporta de Colombia a Venezuela pero en forma de carne en canal que se distribuye en el mercado local, según el Ricardo Sánchez, presidente de Unaga.
El precio también ha pagado las consecuencias. Los ganaderos coinciden en que aunque la caída no es brusca sí los está perjudicando. Y es que un animal de contrabando puede costar hasta tres veces menos por cuenta de la devaluación (6,1 bolívares por cada dólar es la tasa oficial) y los altos subsidios del Gobierno venezolano.
José Mejía, coordinador de la Unidad Regional de Desarrollo Ganadero (Urgd) en La Guajira, encuentra que los animales que entran por el departamento solo van de paso pues se dirigen a ciudades en el interior.
Luego advierte que la situación les ha resultado incontrolable por cuenta de la corrupción y hasta han recibido amenazas por las mafias aduaneras por denunciar los hechos. Los mayores problemas de contrabando los presentan los Santanderes. En lo corrido del año la Dian ha incautado 22.000 kilos de carne.
Sin embargo, otros sectores indican que no es culpa de la Polfa o de la Dian sino un problema nacional. “El sector está muy deprimido como para afrontar esta situación. Estamos alarmados porque llega carne triangulada por Venezuela incluso desde Brasil”, dice Jaime Clavijo, director de la Federación de Ganaderos de Santander (Fedegasan).
Néstor Catuna , coordinador de la Urgd en Arauca y Casanare, pide que se refuercen las medidas de seguridad ya que las guías sanitarias que entrega el ICA y que autorizan la movilización de ganado se falsifican sin que los puestos de control lo noten.
Por su parte, Luis Eduardo Arias, gerente del comité de ganaderos del Meta, dijo que siempre que la cadena sea tan extensa y todo el mundo trate de beneficiarse, el productor venezolano que pase ganado a Colombia tendrá un mayor margen de ingresos.
“Buscar quien se lo compre es sencillo porque esos comercializadores muchas veces ni siquiera saben que se trata de contrabando y se dejan seducir por la diferencia en los precios”.
Vacunación, método de control
La vacuna contra la fiebre aftosa es necesaria para mantener vigente la certificación de libertad de la enfermedad. Para ello el Instituto Colombiano Agropecuario emite una resolución dos veces al año que obliga a los ganaderos a aplicarla a sus animales. El medicamento se subsidia con el Fondo Nacional del Ganado para que cueste solo $1.000/dosis.