Estudio sugiere que consumir más grasas lácteas disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas
Un equipo internacional de científicos estudió el consumo de grasas lácteas de 4.150 personas de 60 años en Suecia, un país con uno de los niveles más altos de producción y consumo de lácteos del mundo, midiendo los niveles en sangre de un ácido graso particular que se encuentra principalmente en productos lácteos.
Los expertos siguieron a la cohorte durante un promedio de 16 años para observar cuántos tenían ataques cardíacos, derrames cerebrales y otros eventos circulatorios graves, y cuántos de ellos murieron.
Dicha investigación que estudia algunos de los mayores consumidores de productos lácteos del mundo, encontró que las personas con un mayor consumo de grasas lácteas tienen un riesgo menor de enfermedad cardiovascular que aquellas con ingestas bajas.
Después de ajustar estadísticas con otros factores de riesgo conocidos de enfermedades cardiovasculares, como la edad, ingresos, estilo de vida, hábitos alimentarios y otras enfermedades, los investigadores encontraron que aquellos con niveles altos de ácidos grasos, indicativos de una alta ingesta de grasas lácteas, tenían el riesgo más bajo de enfermedad cardiovascular, así como sin un mayor riesgo de muerte por todas las causas.
El equipo combinó los resultados suecos con otros 17 estudios que involucraron a un total de casi 43,000 personas de los EE. UU., Dinamarca y el Reino Unido.
"Si bien los hallazgos pueden estar parcialmente influenciados por factores distintos a la grasa láctea, nuestro estudio no sugiere ningún daño de la grasa láctea, descubrimos que aquellos con los niveles más altos en realidad tenían el menor riesgo de ECV (enfermedad cardiovascular)", puntualizó, Matti Marklund, investigador principal del Instituto George para la Salud Global en Sydney y coautor principal del artículo.
"Estas relaciones son muy interesantes, pero necesitamos más estudios para comprender mejor el impacto total en la salud de las grasas lácteas y los alimentos lácteos, el consumo de algunos productos lácteos, especialmente productos fermentados, se había asociado anteriormente con beneficios para el corazón. ", agregó, la autora principal, Kathy Trieu, investigadora del Instituto George.