Estudio sobre ganadería sostenible y bosques de la Unal ganó beca de biodiversidad
La bióloga Silvia Suárez Ramírez, estudiante de la maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), ganó una de las becas de Colombia Biodiversa, que otorga la Fundación Alejandro Ángel Escobar (FAAE), para estudiar los sistemas ganaderos e identificar los posibles modelos de producción alternativos que mitiguen los impactos de esta actividad sobre el suelo, el agua y la vegetación.
Su proyecto “agro-biodiversidad de sistemas ganaderos y conectividad de remanentes de bosque seco tropical en Pivijay, Magdalena”, busca analizar las interacciones entre variables ecosistémicas y culturales que determinan el manejo de la agro-biodiversidad dentro de los sistemas ganaderos en las llanuras del Caribe, a través de la estructura del agro-ecosistema principal (EAP), para transitar hacia sistemas más biodiversos y sustentables.
“En Colombia el sector ganadero es uno de los principales responsables de la deforestación y transformación de los paisajes, lo que usualmente implica un aumento del nivel de degradación y la no promoción de la biodiversidad. Esto es especialmente crítico para ecosistemas como el bosque seco tropical (Bs-T), cuya situación de remanencia y baja representación en figuras de protección es alarmante”.
Así lo explica la bióloga Suárez, quien señala que la EAP, un indicador ambiental propuesto por el director de su tesis, profesor Tomás León Siccard, se ha aplicado especialmente a modelos agrícolas, pero no a la ganadería, por lo cual considera novedosa su propuesta, que además se enfocará en fincas asociadas con paisaje de Bs-T.
Justamente por ese enfoque escogió para su estudio a Pivijay –una localidad que conoció hace algunos años y que la cautivó no solo por el paisaje sino por la calidez de su gente–, en la cual percibió un bosque seco muy degradado, con muy pocas coberturas remanentes.
El tema de su investigación lo escogió después de asistir a un congreso de restauración ecológica, donde conoció el trabajo del Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Productos Agropecuarios (CIPAV), que ha desarrollado y viene implementando los sistemas silvopastoriles en varias regiones.
Dichos modelos han ido transformando la ganadería del país, en tierras tanto altas como bajas, demostrando que los objetivos de conservación se pueden alcanzar mediante la recuperación de coberturas naturales, cercas vivas, protección de remanentes de bosque, rondas hídricas y, simultáneamente, aumentando la producción de carne y leche para contribuir al manejo económico y social de la ganadería.
Para el diagnóstico de la región, la bióloga Suárez se documentó acerca del modelo extensivo que prevalece en las sabanas del Caribe, donde se presenta una baja productividad ganadera, con el aprovechamiento, en algunos casos, de apenas un bovino por hectárea. De igual manera, observó que esta actividad genera una alta presión sobre el uso de tierra y la transformación del paisaje con afectación de los recursos hídricos y del suelo.
En este momento ella se encuentra en trabajo de campo en Pivijay, donde tiene previsto hacer recorridos a las fincas, entrevistas con actores clave para el estudio y la participación en algunas prácticas de ganadería, entre otras actividades. Hacia noviembre espera realizar los talleres de capacitación, y culminar el proyecto a comienzos de 2022.
“Para las personas que hacemos investigación desde la academia, reconocimientos como este demuestran que vale la pena todo este esfuerzo y que es importante estudiar los paisajes agrícolas y aportar a la transformación de una actividad como la ganadería, que ha sido tan cuestionada por su impacto ambiental”, señala.
“Estoy muy agradecida y motivada, siento que lo que estamos estudiando vale toda la pena y ojalá tenga impactos muy positivos en el futuro”, concluye.