Estos son los cuidados que debe tener de su granja avícola en las épocas de lluvias
legan las épocas de lluvia y con ellas un sinnúmero de circunstancias de las cuales deben estar atentos los productores avícolas, cualquier que sea su tamaño. Como sucede en muchas áreas de la producción pecuaria, la prevención será el mejor aliado para evitar imprevistos que generen pérdidas.
El frío, los vientos y la humedad excesiva afectan la salud de las aves y pueden generar enfermedades de todo tipo que se propagan rápidamente y que, si no se evitan o se atajan rápidamente, pueden poner en peligro la productividad.
Aunque Colombia está en el trópico, no tiene estaciones y los promedios de temperaturas no suelen variar mucho, el control de ésta debe ser una de las prioridades. Si bien las altas temperaturas golpean mucho a las aves y merman la producción, los fríos extremos también son perjudiciales y se deben evitar.
Las prioridades para afrontar la época lluviosa deben tener en cuenta aspectos como temperatura, alimentación, cuidado del agua y otras medidas de bioseguridad.
La temperatura ideal para las gallinas ponedoras es entre 18°℃ y 23°, pero la ideal es 21°. Las aves se deben mantener en esos promedios conocidos como zona de termo-neutralidad para proporcionar su máximo potencial genético y productivo.
En épocas frías o de lluvias, cuando la humedad es mayor al 75% y las temperaturas bajan a 15 o 16 grados, la productividad merma casi de forma automática. Las aves utilizan su energía para mantener el calor, bajando sus promedios de postura.
Por eso es absolutamente vital controlar la temperatura de los galpones, bien sea con barreras artificiales como cortinas o paneles o con ayudas como lámparas calentadoras. La máxima consigna es evitar las corrientes de aire frío y los vendavales. Calentar no significa dejar de airear los espacios.
Dado el gasto calórico de las aves para lograr más temperatura corporal, suele suceder que durante los meses de lluvia se observa regularmente un incremento en el consumo de alimentos. En ese punto es fundamental tener el acompañamiento profesional de veterinarios o expertos en nutrición de las aves que indiquen la dieta y la cantidad de alimento necesarias para esos requerimientos.
Otro punto fundamental en épocas de lluvia es el estricto cuidado de todas las aguas que intervienen en el proceso de producción. Se deben proteger las fuentes de agua para evitar contaminación externa, verificar que durante o tras un gran aguacero o tormenta, los nacimientos de agua o las bocatomas de los acueductos no se contaminen de pantano.
Cerciorarse diariamente de que a los babaderos y tanques de almacenamiento para consumo de las aves no les caiga agua lluvia y en esos depósitos monitorear constantemente las condiciones fisicoquímicas.
Momentos cruciales son también las transiciones entre las diferentes épocas climáticas. Se debe estar atento a la temperatura y a la ventilación de los galpones ya que las condiciones de frío o calor pueden afectar la salud de las aves en unas pocas horas.
En la fase de recolección y almacenamiento de la producción, las épocas de lluvia también exigen cuidados adicionales. Por ejemplo, debe aumentarse la rotación de los huevos, ya que con la humedad puede permitir la proliferación de microorganismos cono hongos que pueden afectar su inocuidad.