Conozca algunas de las claves para desarrollar actividades porcícolas en climas cálidos
La mayoritaria ubicación de las granjas porcícolas industrializadas en climas fríos no es una casualidad o una decisión aleatoria de los productores. Obedece a razones técnicas que claramente se explican en los perjuicios del calor en todas las etapas de la vida del cerdo.
Los cerdos no tienen glándulas sudoríparas como otras especies que les puedan ayudar a eliminar de manera eficiente el calor corporal. Poseen una zona termo - neutra que oscila entre los 18 y 24 grados centígrados y en ella alcanzan un confort que les facilita ser productivos en todos los aspectos.
Los excesos de temperatura causan aumento de la presión, inapetencia, merma de ganancia de paso, bajas tasas de fertilidad, enfermedades y hasta mortandad, factores que perjudican la productividad y generan pérdidas económicas.
“El cerdo, en todas sus etapas, está confortable en temperaturas muy cercanas a los 18 o 20 grados centígrados. Si se tiene en temperaturas inferiores o superiores, se deben tener cuidados especiales y buenas prácticas para minimizar las consecuencias”, explicó Jessica Bermúdez, jefe técnica de Porcicultores Apa.
Estados extremos de temperatura y malos manejos suelen provocar el estrés calórico, situación en la cual el animal ya no es capaz de regular su temperatura interna, lo que genera desbalances y problemas en la pared intestinal, ya que tienden a redirigir la sangre a los tejidos periféricos para facilitar la disipación del calor, reduciéndose el flujo sanguíneo en órganos como el intestino y otros.
Como consecuencia de esta alteración intestinal, se reduce el consumo de alimento, bajan los índices de ganancia y se necesita consumir más para alcanzar el peso esperado. Con la alteración de la barrera intestinal y la baja de las defensas, los cerdos están más expuestos a infecciones y enfermedades.
El calor facilita la presencia de plagas como moscas, piojos, etc., y genera un incremento de gastos de alimento, veterinarios, de manejo y sistemas de enfriamiento.
Para Bermúdez, “en temperaturas por encima de 30° o 32° C, se deben implementar cambios en las instalaciones para minimizar el impacto de las altas temperaturas, como por ejemplo “pájaros” rociadores de agua que estén mojando el techo, ventiladores o hasta nuevas tecnologías con ambientes controlados con paneles enfriadores”.
A las instalaciones se le debe unir un manejo adecuado, controlando la temperatura.