Charbray, raza sintética con alto potencial para la producción de carne en el trópico
El charbray es una raza sintética, producto de la mezcla de la charolaise y el brahman, con gran adaptabilidad al trópico y buen desarrollo muscular para la producción de carne. Una alternativa que se ha abierto paso en el sector pecuario.
De acuerdo con la Asociación Charolais Charbray Herd Book de México, el origen del charbray data del “cruzamiento que empezaron ganaderos de la zona del Valle de Texas importando toros charolaise de México para mejorar sus hatos de ganado brahman durante los últimos años de los 40 y principios de los 50”. Años después, gracias a sus buenas características fenotípicas, fue establecida en Australia, en la época de los 70.
Se trata de una raza de color blanco o rojo suave cuyo peso, en los machos, puede llegar hasta los 1.300 kg. Su proporción de sangres es de 5/8 charolaise y 3/8 brahman, y posee una estructura grande, con musculatura desarrollada en los lomos y piernas.
“El brahman es de la familia Bos indicus y el charolaise es un ganado francés de la familia Bos Tauros. Esa mezcla entre las dos familias genera un vigor y fortaleza híbrida importante”, precisó Ricardo Arenas, responsable de Cadenas, Asistencia técnica y Extensión de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan.
Según Arenas, el charolaise es un ganado de muy buen desarrollo muscular, buena calidad de carne, y el brahman le aporta adaptabilidad al trópico, que incluye características como el color de la piel, el pelo corto, entre otros.
“Con la charbray se busca una mezcla entre mucha y buena calidad de carne gracias al desarrollo muscular del charolaise, animales que son muy pesados, y la adaptabilidad del brahman al trópico”, añadió.
Esta adaptabilidad se demuestra en características como los indicadores de productividad, la precocidad, el desarrollo muscular, su desarrollo temprano, la fertilidad de las hembras, su mayor resistencia a parásitos, etc.
Para la Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Charolaise, Charbray y sus cruces, Asocharolaise-Charbray, los machos son estructuralmente sólidos, con la habilidad de caminar largas distancias, especialmente, en ambientes de zonas áridas, cálidas y húmedas.
La fertilidad de las hembras a temprana edad, con descendencia a los dos años, su recuperación rápida, y los altos índices de productividad de leche, convierten a la raza en una excelente opción para incluir en las fincas ganaderas.
“Su resistencia al calor, humedad, parásitos y enfermedades los hacen muy deseables para sistemas de producción cárnica. Crecen rápido con una alta conversión alimenticia, alcanzando pesos de sacrificio entre los 12 y 15 meses de edad”, destacó la asociación.
Su presencia se expande, mayoritariamente, en Australia, México y Brasil. Aunque en Colombia, el inventario de la raza es muy reducido, debido a su largo proceso para obtener un ejemplar puro y que, aquellos que incursionan, producen cruzamientos de media sangre, se espera que poco a poco gane popularidad en el sector a efecto de sus beneficios productivos.
“Es una raza interesante para la producción de carne en nuestro país. No se ha explotado como se debiera. Hoy por hoy estamos en el mundo buscando mejor calidad de carne. Es un buen cruce que da buena carne y buenos resultados en general de producción”, concluyó Arenas.