Alternativa de bajo costo: engorde de ganado estabulado con base en bancos forrajeros
La ganadería extensiva es la dinámica económica regular que hace un uso agropecuario del suelo en Colombia. Pese a esto, representa un modelo que tiene impactos negativos en los ecosistemas, generando erosión, deforestación y contaminación en fuentes hídricas, según lo afirma una Evaluación de impacto ambiental y ganadería extensiva en Colombia por parte de la Universidad del Externado.
Tras este panorama, en los últimos años se ha exacerbado la búsqueda de alternativas y opciones que promuevan la eficiencia en la utilización de recursos sostenibles, en parte en el uso de insumos producto de la finca.
El caso lo analizaron dos investigadores del Inta, Victoria Anorris y Jorge Morales, quienes realizaron el estudio que se llevó a cabo en un sistema de alimentación en estabulado completo, en la zona de La Colonia de Pérez Zeledón, Costa Rica.
Se engordaron 37 toretes F1 (Brahman x Romagnola). La alimentación se basó en el uso de productos de la finca y de la zona, básicamente forrajes de corte como el pasto taiwan y camerún Pennisetum purpureum caña de azúcar Saccharum officinarum, botón de oro Tithonia diversifolia y harina de coquito.
Se definieron dos grupos de estudio, los animales del grupo 1 (G1), tenían una edad promedio de 11 meses y 254,3 kg de peso. Mientras que en el grupo 2 (G2), los animales tenían 6,5 meses de edad y 183,6 kg de peso.
Los resultados indican diferencias en ambos casos a favor de los animales de mayor tamaño que ingresaron al engorde. Los animales del G1 fueron más eficientes en ganancia diaria de peso en 25,9% y en tiempo de engorde en un 23,4 % que los del grupo dos.
La conclusión que se obtiene de este resultado es que el animal ideal para engorde debe tener cerca de 300 kg de peso corporal. De esta forma, se estableció que la alimentación basada en producción de la propia finca refiere a un engorde rentable con una relación positiva de 7,57% frente a un 0,58%.