La alimentación doble propósito, todo un reto técnico y presupuestal
Los réditos económicos de la ganadería de doble propósito requieren de una estrategia clara y generosa en tiempo y recursos para lograr las metas propuestas en sus dos facetas fundamentales de producción de leche y carne.
Sin lugar a duda, junto con la selección de las razas o los cruces de éstas, la alimentación se convierte en el factor más importante para tener en cuenta y claramente diferenciador a la hora de los rendimientos.
Las exigencias del doble propósito requieren de una dieta muy completa que compense a la vaca el gran desgaste durante la gestación, la crianza con la lactancia, pero al mismo tiempo tenga suficiente para mantener y crecer su masa muscular. También se necesita un buen plan de alimentación para los machos y hembras en otras etapas.
No existen fórmulas mágicas ni modelos que se puedan replicar, porque las características de las fincas y sus hatos son siempre diferentes y son estas las que determinan el plan de acción para lograr el mejor rendimiento. Sin embargo, si se quiere maximizar la producción, se debe hacer la tarea con un gran esfuerzo laboral, técnico y, por supuesto, de presupuesto.
Lo primero que recomiendan los expertos es hacer una evaluación del ganado de la finca para determinar su número, su sexo y la etapa que atraviesan. Una vez determinado el número de las vacas seleccionadas para el doble propósito se debe elaborar un plan de alimentación, ojalá individualizado con las técnicas y estrategias de la alimentación de precisión, para maximizar el aprovechamiento de los recursos y minimizar desperdicios o esfuerzos no recompensados.
Un segundo paso obligado es calcular los terrenos y su potencial en pastos y agua. El zootecnista y decano de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica del Oriente, Carlos Guerra Hoyos, sugiere que “lo importante es siempre analizar la capacidad de los potreros. Cuando sé qué alimentos produce mi finca, cuánto produzco de pasto y con qué calidad, puedo determinar cuántos animales puedo tener en ese doble propósito”.
Para el experto, “es también fundamental estudiar muy bien los suelos con análisis bromatológicos, de energía, de proteínas, de carbohidratos. Y luego hacer las relaciones de las necesidades de los animales según su producción en carne, en leche y ver si es suficiente o si hay que suplementar”.
Una vez determinada la calidad nutricional de los suelos, se debe determinar técnicamente cuáles son las deficiencias que hay que suplir, con qué complementos los puedo hacer y cuáles son las necesidades específicas de los animales.
Las vacas tienen diferentes requerimientos determinados por si están en embarazo, en lactancia o en los períodos de transición. Por ejemplo, las hembras lactantes consumen hasta un 50% más de su alimentación normal, aproximadamente 5% de su peso al día. Y esta cantidad no debe ser medida sólo en peso sino en calidad.
Por eso es crítica la alimentación durante ese período. “Lo que más gasta la vaca criando y produciendo leche es energía y esa la proporcionan los ensilajes, el heno y en casos especiales una proteína o incluso los concentrados. También se pueden aprovechar residuos de cosechas de frutas o leguminosas que en tierra caliente pueden ser abundantes”, recomienda Raúl Díaz, zootecnista y asesor de ganaderías en la Costa Caribe.
Otras recomendaciones para la suplementación son una gran variedad de árboles forrajeros tipo arbustos, sembrados o incluso especies nativas, que permiten su aprovechamiento. Entre ellos se encuentran ejemplos como el Botón de Oro, la Morera, las moringas, etc. Todo depende de la zona, del clima y de su disponibilidad.
También se pueden establecer potreros con pasto de corte que permitan complementar al animal con buenos elementos faltantes en la pastura normal o incluso sumar melaza y urea, aunque esta suplementación es más efectiva en la época seca que en la lluviosa y es un alimento que adiciona calidad y no cantidad, pero estimula el consumo.
“A mayor genética necesitan más administración y una mejor alimentación para desarrollar todo su potencial”, concluye Díaz.
Estrategias más allá de la comida
Aparte de la alimentación, el mejoramiento del rendimiento del ganado doble propósito pasa por otros aspectos fundamentales. Se debe tener en cuenta el mejoramiento genético y adoptar prácticas modernas y tecnificadas de toma de datos del ganado, la vigilancia constante del estado físico de los animales, estrictos cuidados en sanidad, reacción inmediata ante enfermedades y un detallado control en medidas de preproducción y producción.