El reto de la agroindustria en tiempos de contingencia es pasar del dicho al hecho
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Sara María Castro

El reto de la agroindustria en tiempos de contingencia es pasar del dicho al hecho

15 de julio de 2020
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Para este punto todos los habitantes del mundo sabemos que lo único que podemos hacer para prevenir la proliferación del covid-19 es, en lo posible, quedarnos en nuestras casas, evitar el contacto, y en caso de salir, desinfectarnos repetidas veces cuando llegamos a un lugar seguro. Todas las medidas gubernamentales se han concentrado en plantear soluciones a corto plazo, sin posibilidad de vislumbrar lo que nos trae el futuro. Ante la situación, el Ministerio de Agricultura emitió un plan de atención para enfrentar la pandemia en el campo.

Las recomendaciones se centran en acatar las medidas proporcionadas por la Presidencia de la República, vigilar la cartera agrícola con el fin de proteger a sus colaboradores, acompañar e informar medidas concernientes al sector, e invitar a los gremios, empresarios y organizaciones a trabajar conjuntamente para mitigar el impacto en la ruralidad.

Hasta el momento, ninguna de las medidas está respaldada por planes concretos, y es de vital importancia enfocar esfuerzos para tener un plan de contingencia, y así contrarrestar los efectos del virus en el campo. En estos momentos es donde más tenemos que cuidar lo que tenemos, no olvidemos que el sector agroindustrial representa 6,3% del PIB nacional (Ocde, 2018), y que según las estadísticas del Dane (2018) cerca de 4,9 millones de habitantes están vinculados al campo. Por lo anterior, más que dejarlo en palabras es necesario actuar, para propiciar seguridad alimentaria en el presente, y hacer que la industria sobreviva ante las consecuencias del futuro.

Para minimizar el impacto del virus en el campo, y trabajar teniendo en cuenta las condiciones de protección una de estas soluciones nace de apalancarse en la tecnología.

Como bien se sabe, China fue el epicentro del virus, y al ser una economía con potencial en el sector agroindustrial, en mitad de un plan de modernización agrario que inició en el 2015, y con el propósito de tener la mínima dependencia de productos y servicios provenientes de EE.UU., tuvo que hacer algo respecto a la situación (Times, 2020). Como se mencionó anteriormente, se apalancó de la tecnología y el internet de las cosas, e hizo una inversión de más de US$4,31 millones en drones, para evitar el contacto humano, pero vigilar los cultivos.

La empresa responsable de proveer estos drones es XAG, y a partir de estos realiza procesos de siembra, fumigación, fertilización e irrigación, todos estos controlados mediante una aplicación a la que tiene acceso el responsable de los cultivos. En otras palabras, esta persona puede estar al tanto de sus actividades agrícolas desde la seguridad de su casa. A través de estas medidas China ha podido contrarrestar el impacto de la propagación del virus, y aunque sería mentira decir que su población rural no ha sufrido, se están mitigando las consecuencias con estas soluciones.

Ahora bien, Colombia también podría prever estas situaciones extremas y empezar a hacer planes concretos. Tal como dice el comunicado del Ministerio de Agricultura y desarrollo rural, esta iniciativa puede ser más fuerte si se lleva a cabo un acompañamiento de gremios, organizaciones y empresarios al resto del sector, y se hacen procesos colaborativos, para que a través de la tecnología se pueda proteger al campo.

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