Propuestas para mejorar la salud apícola en Colombia
En los últimos años hemos empezado a ver en cada vez más medios de comunicación internacionales y locales reportajes y artículos que señalan que las abejas están desapareciendo. Sin embargo, resultan escasos los estudios que documenten de manera confiable, la pérdida real de colmenas o la reducción de la población de abejas.
Para hablar de salud o de enfermedad en esta especie productiva debemos de comenzar por comprender la complejidad del escenario en el que hoy pretendemos hacer apicultura moderna e intensiva y, a la par, obtener producciones inocuas, con calidad y trazables, tres elementos que condicionan la diversificación y el desarrollo del sector.
Conocer este escenario en el Cauca es una de las tareas que se propuso el Proyecto Salud Apícola 2020 LatAm, liderado por la Fundación Fraunhofer Chile Research, la que -junto a la Corporación Universitaria Comfacauca como contraparte- realizó entre 2018 y 2019 el monitoreo a 385 colmenas propiedad de 77 apicultores, en cuatro zonas geográficas de este departamento de Colombia.
Los resultados preliminares de este trabajo, sumado a información obtenida durante el intercambio sostenido con los apicultores, permiten hacer siete importantes afirmaciones:
1. Colombia cuenta con importantes reservas productivas en la apicultura por la abundancia y diversidad floral de sus ecosistemas, la presencia de apicultores asociados, conocedores de las abejas y deseosos de aprender y profesionalizar sus prácticas.
2. Existe un vacío legal en cuanto a políticas públicas que permitan proyectar el desarrollo del sector basado en una apicultura moderna e intensiva, pero que a la vez sea sostenible.
3. Se requiere implementar Programas Veterinarios para lograr una gestión sanitaria con enfoque preventivo, que maneje los conceptos de la epidemiología aplicada y se ajuste a las directivas que para esta especie señala la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
4. Armonizar el desarrollo agrícola con el apícola implica establecer regulaciones legales y técnicas para ambos sectores productivos, capacitando a los agricultores para el manejo responsable de los agroquímicos. Sin el inventario de todas las colmenas y la ubicación geográfica de los apiarios no es posible hacer la gestión sanitaria y ambiental de la apicultura.
5. Es preciso reducir las brechas sanitarias del proceso productivo. Esto solo será posible con apicultores capacitados y regulaciones sanitarias respaldadas por un servicio técnico veterinario especializado, que fiscalice y haga cumplir rigurosamente las directivas sanitarias, con diagnóstico confirmativo en los casos que se requiera.
6. Urge trabajar por establecer controles para la trazabilidad y calidad sanitaria de la cera como materia prima destinada a la fabricación de las láminas de cera estampadas. Estas pueden portar agentes etiológicos o residuos químicos prohibidos.
7. Disponer de programas de selección y mejoramiento genético y centros de crianza de abejas reinas donde se multiplique el material genético seleccionado y desde donde se distribuyan abejas reinas marcadas y certificadas para su reposición. Sin colmenas sanas no es posible aspirar a una polinización eficiente, ni al desarrollo del sector.