Los compradores internacionales y domésticos están interesados ya no solo en adquirir productos de buena calidad: cada vez más, están pensando también en su salud y en la trazabilidad de lo que consumen. Por eso, evitar el uso de agroquímicos no permitidos y contar con certificaciones ambientales y de comercio justo se ha vuelto un reto para toda la cadena de alimentos.
Según el Ministerio de Agricultura, 70% de las exportaciones del agro colombiano tiene como destino Estados Unidos y la Unión Europea. Estos mercados se caracterizan justamente por controlar el ingreso de productos con niveles de metales pesados por encima de los umbrales internacionales. Un llamado para los agricultores, que en la medida que encuentren mejores alternativas para proteger y nutrir sus cultivos, de manera sostenible podrán ampliar los mercados y aumentar sus ingresos.
En consecuencia, mantener solo un tipo de fertilización comienza a parecer insuficiente, cuando el objetivo es desarrollar todo el potencial del campo. Según la FAO, Colombia se ubica entre los países catalogados como despensa agrícola del mundo; 23 millones de hectáreas aptas para la producción de alimentos respaldan la gran ventaja que tiene el sector agro del país, pero para convertirnos en una potencia de seguridad alimentaria debemos pensar fuera de la caja.
No podemos desconocer que los suelos del mundo presentan grandes deficiencias de nutrientes, causadas en gran medida por el cambio climático, y Colombia no es la excepción. La alta explotación y mal uso de la tierra plantean grandes desafíos para los agricultores, al momento de suplir el alimento que sus cultivos necesitan para obtener cosechas más abundantes y rentables.
En ese sentido, una práctica que ayuda a garantizar la calidad, inocuidad y vida de anaquel exigidas por los consumidores de hoy, es la nutrición foliar, un complemento ideal para la fertilización edáfica, que aplica nutrientes esenciales directamente sobre las hojas, lo cual permite corregir las deficiencias o bloqueos del suelo y prepara mejor a las plantas para enfrentar el estrés causado por los fenómenos climáticos y las plagas.
En Colombia, la aplicación de nutrientes por vía foliar alcanza apenas 5,2 millones de litros al año, una cifra que sin duda podría crecer si le enseñamos a los productores cuáles son sus beneficios y cómo debe aplicarse, para garantizar el crecimiento de sus cultivos, con el adecuado suministro de los micro y macronutrientes que contribuyen a mantener la estabilidad de las plantas.
Calidad, inocuidad y vida de anaquel son las tres grandes preocupaciones de los productores de alimentos que la nutrición foliar puede aliviar. Pero, para lograr un verdadero equilibrio nutricional en su cultivo, los productores deben tener un mejor entendimiento sobre cómo manejarla, realizando un cuidadoso análisis de suelo, para saber qué nutrientes se encuentran disponibles y en qué cantidades. Así promovemos mejores prácticas agrícolas, que ayudan a cuidar la tierra.
Sin duda, brindar las herramientas adecuadas a los agricultores resulta indispensable para que obtengan el máximo rendimiento de sus cultivos, así como cosechas que se traduzcan en beneficios económicos y una mejor calidad de vida.