Carlos Arturo Garzón Sierra lleva 35 años como agricultor colocándole el pecho a la brisa, al sol o la lluvia, para cuidar constantemente sus cultivos de tomate de árbol en la vereda Tierra Morada, municipio de Facatativá (Cundinamarca), para llevar la mejor calidad a las centrales de abastos del país.
Él se encuentra bastante preocupado por lo que está sucediendo en la región, los cultivos del tomate están siendo atacados por la “gota”, considerada la enfermedad más destructiva, tiene una capacidad de diseminarse y reproducirse rápida y abundantemente. En condiciones favorables para su desarrollo, puede en pocas horas causar la muerte de las plantas.
Es por ello, que los precios se van a mantener altos al consumidor, es decir “agridulce”, son bastantes agricultores de la región que han perdido sus cosechas, disminuyendo la oferta a Corabastos, que seguramente al no cubrir la demanda el precios seguramente seguirá subiendo.
Desde hace 4 meses viene aumentando la cotización, a nivel mayorista la canastilla de 25 kilos en Corabastos en enero $50.000, kilo $2.050, durante el pasado mes de abril, la canastilla 25 kilos $75.000, kilo mayorista $3.400, al consumidor en tienda de barrio $4.000 kilo.
Para colmo de males, los agricultores que impulsan la producción de está fruta, tienen otra amenaza, el invierno que aumenta la proliferación de hongos, que se relacionan con antracnosis del fruto, mildeo polvoso, moho blanco, mancha anillada, mancha zonada, entre otras, que generan grandes pérdidas a los labriegos.
Otro aspecto que resalta, el productor, son los precios de los insumos, antes de la pandemia un bulto de fertilizante $80.000, en la actualidad $240.000, debido al precio de dólar, por ser un producto importado.
Concluyo, el agricultor, hay que seguir luchando para arrancarle a la tierra los frutos que llegan a las centrales de abastos del país, plazas de mercado minoristas, tiendas y supermercados, etc., que son las que canalizan las cosechas del sector productivo agrícola en el país