Javier Osorio pasó la mitad de su niñez en 'la Sucursal del Cielo', como se le conoce a Cali, que por su infraestructura y talento local es llamada también 'capital deportiva de América'. Contó con nostalgia y melancolía que, una vez fallecido su padre, salió de su casa a buscar un mejor futuro. Después de idas y venidas, llegó a parar a Santa Rosa de Cabal.
Osorio fue ayudante de ornamentación, panadería, albañilería y recolector de café. En sus múltiples trabajos logró emplearse en una empresa de mensajería, pero no por mucho tiempo, ya que aceptó la propuesta de su hermano para laborar en Corabastos en un restaurante de la central. Como buen emprendedor inició actividades en el restaurante denominado por la misma clientela “el Cale”, por ser caleño. Sus ganas de salir adelante y la buena sazón fueron trascendentales para convertir al restaurante en un sitio exclusivo a la hora de desayunar y almorzar en el mercado mayorista.
Pasaron varios años y fue a visitar a un tío a Santa Rosa de Cabal, conocida como 'la ciudad de las Araucarias', en el departamento de Risaralda. Fue allí donde aprendió de su tío la elaboración del chorizo Santarosano. Haciendo gala de su ímpetu de emprendedor y de buen estudiante, regresó a la capital e inauguró su punto de venta en la central mayorista. Para Osorio, el chorizo Santarosano es un embutido 100% artesanal, bien elaborado, ya que 85% es hecho a mano, su éxito es que es todo de carne de cerdo y tiene complemento la arepa.
"En pandemia se presentó la oportunidad para reinventarnos y comenzamos con un primo la producción de arepas con gran respuesta por parte de nuestros clientes. Todos los días atendemos a en el punto de venta ubicado en la zona rosa de Corabastos, ubicada en el intermedio de la bodega 30 y la 29. Este sitio es un lugar donde se presenta gran afluencia de personas, durante el día los clientes disfrutan de un delicioso embutido tradicional de nuestro país", explicó.
Se está realizando una labor amigable con el medio ambiente, el objetivo es servir el producto en losa, pero la inmediatez es el peor enemigo, obligando a utilizar la bolsa de plástico y en empaque de icopor. Finalmente, nuestro emprendedor recomienda a quienes desean desarrollar un proyecto como este y lo dice con conocimiento de causa: el éxito es la disciplina, la constancia, la perseverancia, hay que seguir innovando y construyendo proyectos que enorgullezcan a la familia y prolonguen estas iniciativas.