Según el programa mundial de alimentos, alrededor de 135 millones de personas padecen hambre severa. Con más de 250 millones de personas que podrían encontrarse al borde de la hambruna, es necesario actuar rápidamente para proporcionar alimentos y ayudar a las regiones que corren más riesgo.
Una comunidad puede desempeñar un papel fundamental en el objetivo de lograr “hambre cero”: crear y difundir sus ideas, suministrar alimentos a escuelas en países en desarrollo, poner a disposición su experiencia profesional y sus conocimientos que pueden ser de gran ayuda.
En primera instancia, se debe generar conciencia en todos los habitantes del mundo de la urgente necesidad de lograr el objetivo de desarrollo sostenible “hambre cero”, ya que el futuro de la humanidad está en peligro. Para lograr la meta en 2030, se tiene que solucionar el acceso al agua potable, a los sistemas de saneamiento básico, al desarrollo agrícola y a la distribución de alimentos, ampliar la cobertura en la educación pública y empoderar a la mujer en el campo y en la ciudad en todos los procesos que coadyuven al objetivo.
Francisco Javier Salcedo Caycedo, presidente de la Federación Latinoamérica de Mercados, Flama y gerente de Corabastos, recientemente hizo un llamado S.O.S a todas las organizaciones asociadas a la cadena del mercado, a tomar medidas urgentes para mitigar esta problemática, teniendo en cuenta que en los países en donde se presentan altos índices de pobreza, también hay desperdicios de alimentos.
Desde el punto de vista comercial las centrales de abastos han venido tomando medidas con el objetivo de proteger el medio ambiente, a través del tratamiento de residuos orgánicos, la trasformación del compost, que se convierte en un recurso eficiente para fertilizar el suelo, los tallos, las hojas y los frutos que se maduran o pican, con el propósito de que los alimentos que no son utilizados regresen a la tierra como abono, incrementando la rentabilidad de la explotación , y cuidando el medio ambiente.
Igualmente, Corabastos propone para disminuir la pérdida de alimentos, la implementación de la cadena de frío como sostén para reducir al máximo el desperdicio de los alimentos, que sea de carácter asociativo y con el concurso de las juntas de acción comunal.
La cadena debe comenzar con el productor, pasando por el transportador y finalizando en la central de abastos. Los productores podrán asociarse en la zona o vereda para financiar la instalación y el funcionamiento de los cuartos fríos comunitarios.
Esta gran cadena de frio debe implementarse para pollo, carne de res, pescado, alimentos perecederos y orgánicos como, las hortalizas, las legumbres, las frutas y los granos. En las centrales de abastos los comerciantes acondicionaran la cadena de frio para estos alimentos. El financiamiento se gestionará a través de Findeter, Ministerio de Agricultura, Agencia de Comercialización de Cundinamarca, FAO, y las Centrales de Abastecimiento del País.