Las plazas de mercado del país reviven la esperanza campesina
Su atractivo no solo radica en la asequibilidad de los productos por sus cómodos precios. El trato cercano y ligero contrasta con la interacción social que viene acompañada de frases amables como “venga le doy la ñapa vecino” o “mi amor llévelos que están frescos”.
Lo cierto es que el rescate de la interacción social de estos establecimientos en donde llegan a diario los productos cultivados en tierra colombiana, constituyen una luz de esperanza para los pequeños productores que han sido víctimas de los cambios de la actividad comercial que se ha soportado del confort que ofrecen las grandes superficies.
Es claro que los productos internacionales ha robado espacio a los campesinos dentro del comercio de alimentos. Es por eso que hoy estos jugadores olvidados de la economía nacional basan su futuro en las plazas de mercado, los sitios donde mantienen su estatus de grandes proveedores.
De allí que su fortalecimiento puede ser la receta para aliviar la crisis del agro, pues garantiza la compra de la producción de pequeños productores y asegura precios más competitivos.