Mesas Sectoriales del Sena: un aporte a la concertación para el futuro del campo colombiano
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Leonardo Ariza

Mesas Sectoriales del Sena: un aporte a la concertación para el futuro del campo colombiano

12 de noviembre de 2025
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Por años, el desarrollo del campo colombiano ha estado ligado a la capacidad de formar talento humano con las competencias adecuadas para transformar la tierra en prosperidad. No basta con contar con buenas semillas, maquinaria o tecnología; detrás de cada avance en la agricultura, la ganadería o la pesca hay mujeres y hombres capacitados, capaces de aplicar conocimiento, innovar y responder a los desafíos de un entorno productivo en constante cambio.

En ese propósito, las Mesas Sectoriales del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) se han convertido en un pilar estratégico para el futuro del agro colombiano. Son espacios de concertación donde se unen los sectores productivo, gubernamental y académico para gestionar el talento humano por competencias y alinear la formación con las necesidades del mercado laboral.

En estas mesas confluyen organizaciones campesinas, gremios de la producción, empresas, instituciones de formación y entes descentralizados para construir las hojas de ruta sobre las necesidades de formación y cualificación que demanda el país rural.

En el caso del sector agropecuario, existen 21 de estas instancias: Acuicultura, Cacao y chocolate, Fique, Producción agrícola, Agroindustria, Guadua, Floricultura, Agropecuaria ecológica, Banano, Pesca, Azúcar y biocombustibles, Forestal, Avícola, Café, Frutas y hortalizas, Pecuaria, Biotecnología, Caucho, Palma de aceite, Tabaco y Economía campesina.

En ellas se muestra la riqueza y diversidad de la ruralidad colombiana. Pero más allá de su número, lo verdaderamente valioso es su función articuladora, pues allí se identifican las brechas de talento humano, se diseñan programas de formación pertinentes y se construyen normas de competencia laboral que orientan el reconocimiento y la certificación de las capacidades de los trabajadores del campo.

Como gremio, valoramos profundamente estos espacios porque traducen las necesidades reales de los productores en acciones concretas de política educativa y laboral. La pertinencia de la formación técnica y tecnológica no puede definirse desde un escritorio; debe surgir del territorio, del diálogo entre quienes siembran, investigan, transforman y comercializan. Las Mesas Sectoriales logran precisamente eso: vincular el conocimiento académico con la experiencia práctica del campo, garantizando que la educación responda a las verdaderas demandas del sector.

Desde los gremios agropecuarios, tenemos el deber de seguir participando activamente en ellas, aportando nuestra visión, las necesidades reales de formación en competencias y nuestras propias experiencias. El fortalecimiento del talento humano rural no es tarea exclusiva del Estado ni del Sena, debe ser un esfuerzo colectivo que exige compromiso del sector privado, la academia y las comunidades.

En un país que busca consolidar su seguridad alimentaria, diversificar su producción y enfrentar los retos del cambio climático, la formación por competencias se convierte en un eje central del desarrollo. Y en esa tarea, las Mesas Sectoriales son el mejor ejemplo de cómo el diálogo, la planificación y la cooperación pueden sembrar las bases de un campo más productivo, sostenible e incluyente.

No podemos más que admirar la labor que se cumple en la formación de miles de jóvenes aprendices en las granjas agropecuarias del Sena, a lo largo y ancho del país, ya que son un recurso humano crucial para el futuro del campo colombiano. La importancia de estos jóvenes se basa, entre muchos otros, en los siguientes factores:

En esencia, las Mesas Sectoriales son la base para modernizar y tecnificar el campo, garantizando la sostenibilidad y competitividad del sector agropecuario colombiano en el futuro. Porque el futuro del agro no se construye solo con tecnología o inversión, sino con personas capaces, formadas y orgullosas de su papel en la construcción del país. Y ese futuro, sin duda, se está cultivando en los espacios de articulación que el Sena y los programas universitarios especializados en agro han puesto al servicio del campo colombiano.

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