Financiamiento, la clave del cambio en el agro
En este momento el mundo está pendiente de los resultados del evento más relevante en materia climática del año: la COP 28. En este espacio, los lideres mundiales se reúnen para acordar las acciones que permitan disminuir los riesgos de una crisis climática, conteniendo el incremento de la temperatura mundial.
Si bien Colombia aporta 0,21% de las emisiones de CO2 globales, históricamente el país se ha puesto metas bastante retadoras, siendo la principal disminuir su nivel de emisiones en 51% para 2030 y ser carbono neutral en 2050. Para dar cumplimiento a este objetivo, el sector agropecuario es el verdadero protagonista.
El sector agropecuario es el principal emisor de GEI del país. Las emisiones del país se componen principalmente por CO2 (72,4%) y metano (22,9%), y en ambos las emisiones generadas por el sector son significativas. En el caso del carbono, 62% se debe a emisiones históricas por cambio en el uso del suelo, es decir, a temas relacionados con la deforestación.
En lo que respecta a metano, 64% de las emisiones son causadas por la actividad ganadera. En total, se estima que el sector representó 59% de las emisiones del país en 2018. Si bien el sector en Colombia es el principal generador de GEI, también tiene una gran capacidad de captura, pero a la vez es el más vulnerable ante los choques climáticos, ya sea por el aumento en probabilidad de incendios o inundaciones, como de afectaciones biológicas.
Lo anterior pone al sector agropecuario en la lupa para el desarrollo sostenible del país. Para lograr que la agricultura resiliente al cambio climático y baja en carbono sea el único modelo productivo del país, se necesitan múltiples acciones: desde recuperar la calidad del suelo, ser más eficiente en el uso del recurso hídrico y usar los insumos adecuados, hasta implementar cambios en el modelo productivo de tal forma que las plantaciones sean acordes con los ecosistemas y que el desarrollo ambiental también se refleje en ingresos para los productores. Si se quiere que el sector agropecuario sea el líder en la reducción de emisiones del país, las practicas regenerativas tienen un rol fundamental.
Esto representa una gran oportunidad para el sector financiero. Para lograr todo este cambio, la banca cada día debe entender de mejor manera cuál es la forma adecuada de producir.
Si bien el país cuenta con instrumentos legales que buscan disminuir la deforestación en el país, lo más relevante es saber cómo financiar las actividades que sí se deben realizar. Para lograr esto, el acceso a información se vuelve apremiante, no solo en lo que respecta a qué se debe financiar, sino a los rendimientos que esto genera, de tal modo que tanto la banca como los productores tengan una motivación integral a virar a estas prácticas.
Con esta información, se pueden diseñar los instrumentos financieros de una manera adecuada, con plazos adecuados para que la inversión sea viable. Sin embargo, lo más relevante es que los costos de financiamiento sean bajos, de tal forma que efectivamente se fomente este cambio, motivo por el cual cada vez toma más relevancia el rol de Finagro, quien debe ser capaz de lograr usar distintas fuentes de recursos para que el financiamiento sea adecuado. La rentabilidad de estas prácticas se va a lograr.