Estados Unidos, el socio natural del agro colombiano
A raíz de la crisis diplomática que vive el país con Estados Unidos recordé una anécdota que me sucedió por allá en Julio del 2022 con quien fuera una de las coordinadoras de la Comisión de empalme del Sector agricultura del Gobierno Petro y después la primera Ministra de este Gobierno.
La política agropecuaria del Gobierno Duque tenía su columna vertebral soportada en una estrategia de ordenamiento de la producción enfocada a mercados de exportación; a posicionar nuestros productos en el mundo.
Pues bien en ese sentido, el café, las llores, el banano, el aceite de palma, el azúcar, el aguacate, el limón Tahití y proteínas animales como la carne bovina, la avicultura, la porcicultura y la piscicultura tenían un papel fundamental. Al terminar una presentación de esa estrategia ante la comisión, ella, en tono fuerte y algo despectivo, indicó que muchos de esos sectores eran de grandes productores y que la prioridad del gobierno sería otra.
En ese momento entendí que se venían problemas para muchos de esos productos que Colombia tenia posicionados en el mercado internacional y principalmente en los Estados Unidos.
Y es que pareciera que no hay claridad sobre la importancia del mercado americano para nuestros productos agropecuarios. Recordemos que Colombia exporta alrededor de US$14.300 millones a ese mercado, de los cuales aproximadamente US$7.800 millones son exportaciones no minero energéticas. Y en ellas los productos agropecuarios tienen un papel preponderante.
El café, nuestro producto insignia, este año -según Asoexport y Analdex- podría llegar a los US$5.000 millones. Las flores superan los US$1.800 millones; el banano con exportaciones que pueden llegar a US$250 millones; azúcar y subproductos que utilizan este cerca de US$200 millones; el aguacate, que se ha venido consolidando y está presente en eventos tan importantes como el Superbowl, puede llegar a más de US$150 millones este año; el limón Tahiti, US$120 millones, y la tilapia con exportaciones cercanas a los US$90 millones, por mencionar algunos que podrían verse gravemente afectados en caso de que Estados Unidos quisiera tomar una medida como el aumento arancelario para el ingreso de nuestros productos.
Pero no solo eso, si Colombia decidiera igualar esa medida para las importaciones desde Estados Unidos el efecto en agroindustrias como la avícola y la porcícola sería devastador. Cerca de 6 millones de toneladas de maíz amarillo y 1.5 millones de toneladas de torta de soya vienen del país del norte para ser insumo de los alimentos concentrados que se utilizan como alimentación en ellas. Un aumento del arancel representaría mayores costos de producción y traería consecuencias muy graves no solo en la producción sino en el consumo de huevos, carne de pollo y cerdo en el país.
Una crisis arancelaria traería, pues, consecuencias nefastas para el país que van desde la pérdida de empleos en el Agro hasta el aumento de los precios de ciertos productos como ya lo dijimos, afectando el bolsillo de los colombianos y muy seguramente de los estratos medio y bajo de nuestra población.
Y aunque ya hay una manifestación desde el Norte que indica que no habrá medidas en este sentido, nuestro llamado es a activar los canales diplomáticos desde el Gobierno; a acelerar la gestión de los gremios agropecuarios afectados ante el Gobierno americano para cortar de raíz esa posibilidad y a calmar los ánimos frente a Estados Unidos, el socio natural del agro colombiano.