El fracaso agropecuario del Gobierno Petro: ideología sobre realidad
Como opinadores de oposición al "Gobierno del Cambio", denunciamos con contundencia el desastre sistemático en el sector agropecuario Petro. Este régimen, errático e ideologizado a la izquierda, prioriza dogmas centralistas sobre soluciones prácticas, hundiendo la productividad rural, elevando la inflación y desatando protestas.
Los datos del Dane y reportes oficiales revelan un retroceso histórico: promesas incumplidas que dejan a campesinos en la pobreza y al país dependiente de importaciones.
- Reforma agraria, ideologizada y mal ejecutada. Petro prometió 3 millones de hectáreas, pero a julio de 2025 solo gestionó 601.000, y a agosto apenas 662.538, un mísero 6,6% de la meta.
La ANT reporta un insignificante 22% de la meta, según balances previos. En cuanto a legalización de títulos, el Gobierno ha formalizado 1.405.818 hectáreas, principalmente baldíos o predios existentes, con 1,2 millones a indígenas (75%) y 422.134 hectáreas a población general (25%), a agosto.
Esto no es redistribución real, sino mera titulación de lo ocupado, inflando cifras para ocultar el estancamiento: el total "gestionado" ronda las 2 millones, solo un tercio son compras nuevas que podrían impulsar la producción.
Ejemplo: en septiembre, entregó 18.000 hectáreas en Magdalena Medio, incluyendo tierras de narcos, sin planificación, generando inestabilidad jurídica y pleitos en tribunales.
Esto viola principios de propiedad privada, ahuyentando inversiones y estancando el PIB agropecuario en un tibio 3,8% el segundo trimestre 2025, por debajo de expectativas pre-Petro, contribuyendo a un PIB nacional de solo 2,1%.
- Impacto macro: inflación alimentaria al 5,18% anual en septiembre, con alimentos aportando 1,17% al IPC, erosionando el poder adquisitivo rural.
- Agricultura por contrato, "coseche y venda a la fija", fue eliminada, dejando productores expuestos a precios volátiles.
- Sin programas de extensión agropecuaria, el conocimiento técnico se evaporó, agravando la crisis.
- Distritos de riego prometidos quedaron en el limbo: meta de 5.000 hectáreas nuevas con cero avances significativos en 2025, y el anteproyecto de presupuesto 2026 reduce inversión agro en 60% frente a 2025.
Ejemplo: la ruptura con Israel, socio clave en tecnología hídrica, ha impactado negativamente el comercio agro bilateral, reduciendo importaciones de innovación y afectando sectores como riego eficiente. Esto, en un país con sequías recurrentes, es negligencia ideológica pura.
- Créditos de fomento cayeron drásticamente: en 2024, Finagro colocó solo $2,2 billones en asociativos, insuficientes para pequeños productores, con apenas dos líneas especiales activas.
- Alianzas estratégicas paralizadas por completo; programas de modernización y entrega de maquinaria, extintos.
- Incentivos al almacenamiento de arroz y comercialización de papa, eliminados, provocando el paro arrocero de julio 2025: 11 días de bloqueos en ocho departamentos, con agricultores exigiendo precios mínimos de $205.000 por carga, ante "compradores piratas" que explotan la crisis.
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- El Proyecto Estratégico Soya Maíz, olvidado.
- Ganadería sostenible, estancada pese a iniciativas como la de CAR y Fedegán, con plazos extendidos por ineficiencia gubernamental.
- Proyectos de erradicación de plagas en palma de aceite, acabados, ignorando reducciones de CO2 de 27.700 toneladas en 2025 por el sector.
- Diplomacia sanitaria ausente, complicando exportaciones.
- Relaciones con gremios agropecuarios, rotas: protestas de palmicultores y cañeros por intervención en precios de etanol ($14.996) y biodiésel ($19.367) en agosto, con nueva fórmula en octubre 2025 basada en paridad internacional, asfixiando productores y generando competencia desleal.
- Appa y Zappas imponen la dirección centralizada de la economía agropecuaria, copiado al carbón del fracaso de la Unión soviética, controlando la economía agro desde Bogotá.
- Impacto macroeconómico: empleo rural retrocede 4% en centros poblados, con desempleo nacional al 8,6% en agosto, pero rural al 6,7%, no compensando pobreza creciente.
- Importaciones alimentarias aumentan, debilitando soberanía y balanza comercial.
¿Buena gestión? Absurdo. Este gobierno errático, ideologizado a la izquierda, ha convertido el agro en un experimento fallido: PIB estancado, inflación rampante, protestas masivas y promesas vacías. Los ejemplos —paro arrocero, créditos mermados, riego abandonado— prueban un fracaso rotundo que amenaza la seguridad alimentaria. Petro debe rectificar o la historia lo juzgará como el destructor del campo colombiano. Colombia merece pragmatismo, no dogmas!.
*Esta columna fue hecha en colaboración con Miguel Ángel Lacouture Arévalo
.@lacoutu