Ricardo Palmera, alias “Simón Trinidad”, miembro de la cúpula de las Farc y condenado en Estados Unidos a 60 años de cárcel por el secuestro de tres ciudadanos de ese país, recibió amnistía de la JEP por 20 delitos que le sumarían 40 años de cárcel en Colombia.
Se trata de una amnistía simbólica para cerrar el círculo de impunidad con que el Acuerdo Farc – Santos benefició a los cabecillas de las Farc, pues 40 años le faltan por purgar a Palmera en Estados Unidos, sin que haya prosperado la solicitud de indulto de Santos ante el primer gobierno Trump por exigencia de las Farc, ni la de Petro ante el gobierno Biden.
Palmera está vinculado a otros procesos, entre ellos el secuestro y asesinato de Consuelo Araújo y la masacre de Bojayá, los cuales, según la JEP, “pasan a una instancia de evaluación muy rigurosa”, para determinar si lo amnistían o lo vinculan a un macrocaso como responsable.
¡Qué más da!, si el resultado final sería impunidad disfrazada de “justicia restaurativa”, que sí disfrutarán sus camaradas hoy sentados en el Congreso. Ayer la JEP firmó un convenio con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, dotado con $50 mil millones inicialmente, para que los mayores asesinos, secuestradores, reclutadores y violadores de niños, cumplan en libertad y cómodamente sus condenas en proyectos de memoria, reparación simbólica y otras veleidades. Lástima la platica, que tanto se necesita para proyectos productivos en el campo.
Esa es la JEP; siete años transcurridos y todavía necesita una “evaluación rigurosa” para establecer si semejantes barbaridades son amnistiables y si tiene responsabilidad uno de los cabecillas en ese entonces. El juicio de Palmera en Estados Unidos duró ¡cuatro semanas!
"El país nunca volverá a ser el mismo", afirmaba en 2018 el comisionado de Paz, Rodrigo Rivera, cuando la cúpula de las Farc compareció ante la JEP en la apertura del Caso 01 sobre toma de rehenes, graves privaciones de la libertad y otros crímenes de las Farc.
Tenía razón, porque el país, siete años después, no es el mismo; es peor que el de 2018, en parte por el mensaje de impunidad a través de la gestión equívoca, negligente y sesgada de la justicia transicional creada en el Acuerdo con las Farc a su gusto y medida.
Esa es la JEP, que ni siquiera guarda las apariencias frente a sus evidentes sesgos. Además de las 9.700 amnistías otorgadas por Santos entre 2017 y 2018, la JEP ha tramitado 4.238 más a febrero de 2025, pero no ha dictado una sola sentencia condenatoria.
Un estudio de la ONG “Hijos de los Héroes” demostró como el esfuerzo comunicacional de la JEP se concentra en la Fuerza Pública y muy poco en las Farc; en el macrocaso 03 de falsos positivos y muy poco en el 01, de secuestro y otros crímenes de las Farc; y como se gasta el dinero en igual proporción, $851,9 millones en difundir el macrocaso 03 y apenas $170,1 para el 01.
Esa es la JEP, que entre 2018 y 2024 le costó al país $2,4 billones y con el presupuesto aprobado para 2025 sobrepasa los 3,2 billones…, y todavía le quedan ¡13 años de vida!
Esa es la JEP, que se conformó con la reparación simbólica y carga con el peso del silencio frente a las denuncias de la Corporación Rosa Blanca y el drama de más de 18.000 niños reclutados y violados por las Farc.
Esa es la JEP, que amnistía a Simón Trinidad solo para hacerle saber al país que su justicia es más de lo mismo: impunidad.
@jflafaurie