¿Cuál es la prisa?
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José Félix Lafaurie

¿Cuál es la prisa?

10 de mayo de 2025
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El Centro Democrático, mi partido, delegó en sus cinco precandidatos la definición de la forma y el momento para elegir al candidato oficial para las presidenciales de 2026.

Sin embargo, una carta dirigida al partido por José Obdulio Gaviria y otros miembros que dicen representar a la militancia, convirtió un asunto institucional y ya dirimido internamente, en un tema público, buscando presionar “desde afuera” su propuesta de seleccionar candidato antes de agosto, o sea ya, mediante encuestas y social listening.

En este punto debo hacer dos salvedades: la primera, que tengo intereses creados, pues mi esposa, María Fernanda Cabal, es una de las precandidatas, y la segunda, que no quisiera pecar por lo mismo, pero frente al hecho de una carta abierta y al margen de la decisión de los precandidatos, a mi juicio, la mejor opción es exactamente la contraria.

En cuanto a la forma, consulta popular en lugar de encuestas, porque la consulta la hace y garantiza un tercero: el Estado; porque no se limita a los miembros del partido, pues los simpatizantes de un precandidato, un partido o una ideología son muchos más que los carnetizados, lo cual da mayor legitimidad a unos resultados que, además, generan reposición de votos, sin duda recursos importantes para la campaña de 2026.

En cuanto al momento, no ya, ni en octubre, sino el 8 de marzo de 2026 con la votación para Senado y Cámara, porque las consultas de octubre, sin el gancho de una elección general, no convocan a los votantes.

En la carta se arguye que la consulta en marzo nos coloca en desventaja frente a otras coaliciones; que los nuestros no serán invitados a foros de candidatos; que daremos la falsa percepción de no tener candidato; que nuestros precandidatos serán contados por separado en las encuestas, aunque sumados superan a los punteros; que las estrategias engañosas de la izquierda avanzan mientras el CD está paralizado.

No hay tales desventajas. En principio, como bien dijo una de las precandidatas, “Primero son las propuestas y luego el candidato”; un candidato comprometido y capaz de honrar las promesas de valor del partido; promesas que se vienen construyendo en sus foros temáticos. Aquí no hay una competencia por inventar propuestas; somos una “colectividad” que las está construyendo colectivamente, y si llegamos a marzo con un Plan de Gobierno que, en el entretanto, los precandidatos vayan impulsando, en ese momento tomaremos la delantera. El CD no está paralizado.

Segundo: Si sumados hoy superamos a los punteros en las encuestas, lo mismo sucederá en marzo de 2026. Lo importante es que los precandidatos honren su compromiso de unirse al vencedor. Es un asunto de disciplina de partido y de ética individual.

Tercero: Si los precandidatos no son invitados a foros, no quiere decir que se les cierren las puertas de los medios y que no desarrollen su propia actividad mediática, como lo vienen haciendo.

Cuarto: Exponer prematuramente a un candidato del Centro Democrático a la acción devastadora de las bodegas de la izquierda, ese sí es un gran riesgo. No olvidemos que siempre seremos los más atacados, porque unidos somos el enemigo por vencer.

Quinto, y muy importante: Trabajar en los candidatos a Senado y Cámara. Ganaremos, pero una victoria sin gobernabilidad es media victoria. El Centro Democrático debe volver por sus fueros con una adecuada representación regional, como lo hizo en 2018, con 52 parlamentarios, menos no; y una vez más, con el expresidente Uribe como cabeza de lista cerrada al Senado.

“Piano piano si va lontano” dicen los italianos... “No por mucho madrugar amanece más temprano”, decimos nosotros... ¿Cuál es la prisa?

@jflafaurie

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