Durante los últimos seis meses de 2024, la dinámica del precio internacional del café ha sido positiva, manteniéndose en niveles superiores a los US$2,3 la libra en promedio.
Asimismo, durante el último trimestre, el precio ha estado por encima de los US$2,5 y alcanzando máximos de US$2,97. Un comportamiento no observado desde agosto de 2022.
La positiva dinámica del contrato C, negociado en la Bolsa de Nueva York, acompañada de una depreciación del peso frente al dólar y del diferencial de calidad del café colombiano se traducen en noticias positivas para los caficultores, más cuando nos advocamos a la cosecha principal del norte y oriente de la geografía cafetera colombiana más productiva.
A diferencia de años anteriores, estos buenos precios que actualmente afrontamos de la carga de 125 kg continuarán durante la época de cosecha principal del país. Es decir, durante los últimos meses del año: octubre, noviembre y diciembre.
Esta situación permitirá que los altos precios del café se extiendan a todas las regiones y beneficien no solo a los productores, sino también a las economías de los más de 600 municipios cafeteros en el país.
De igual forma, existe una preocupación importante de la industria a nivel mundial sobre la concentración de la producción de café en Brasil y Vietnam, pues estos países representan más del 60% del suministro, además de una contracción importante de la producción en países africanos y de Centroamérica, generada por temas políticos, mano de obra y rentabilidad del negocio.
La cuestión radica, entonces, en lo que debe hacer el sector cafetero colombiano para afrontar este reto. De este modo, a la necesidad de proveer al caficultor con un pago que reconozca su arduo trabajo en la producción y garantice mínimos de subsistencia digna se yuxtapone el diseño de un plan de acción conjunto público-privado para que el país pueda responder a la baja disponibilidad de materia prima en Brasil o Vietnam, de manera que podamos aumentar la producción nacional manteniendo los estándares de más alta calidad y promover la innovación y la integración de nuevas tecnologías con el objetivo de consolidar la posición de nuestra caficultura en nuevos mercados con mayor diferenciación del producto y agregación de valor.
De ese trabajo mancomunado depende la sostenibilidad de la caficultura colombiana a mediano y largo plazo, de modo que los más de 650 municipios en los 23 departamentos cafeteros colombianos no estén absolutamente expuestos al riguroso vaivén de los precios internacionales del producto insignia del agro colombiano.
Adicionalmente, la industria cafetera global se enfrenta a un mercado invertido. Los desequilibrios de la oferta y demanda global de café, explicados en las afectaciones climáticas en Vietnam, los temores de una menor producción en Brasil y las dinámicas de inventarios de los operadores europeos en previsión de la entrada en vigencia del reglamento de cero deforestación, son posibles causas.
En efecto, mientras que el precio de los futuros de arábica a diciembre del 2024 se cotiza en US$253,8 la libra, el de los futuros a julio de 2025 corresponde a US$248,1; comportamiento similar se observa en los futuros de robusta.