Transformación disruptiva en la industria cafetera colombiana
La caficultura colombiana, conocida mundialmente por la calidad excepcional de su café, debe asumir la necesidad de una revolución significativa en cuanto al esquema de compra del café. De allí que desde la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia propongamos un cambio disruptivo en el esquema de compra que tradicionalmente se ha utilizado en el país, para pasar de la compra de café pergamino seco a la compra de café en cereza.
Este desafío planteado a la gremialidad pasa por la exploración de los beneficios para la calidad del café y el aprovechamiento integral de los coproductos, dentro de un marco de sostenibilidad.
Por diversas razones, probadas y efectivas, el modelo tradicional de compra de café en Colombia ha sido predominantemente la adquisición de café pergamino seco, sin embargo, este modelo ofrece relevantes pendientes en materia de control de la calidad y eficiencia de la cadena de valor. En contraste, la compra de café en cereza ofrece una solución innovadora en aquellos pendientes del modelo actual.
En materia de calidad del producto final, al intervenir el café desde el eslabón primario de la cadena, es posible implementar estándares de proceso, asegurando que la transformación obedezca a criterios que preserven la consistencia y la calidad del producto, tal como lo demanda el mercado global. La calidad es el atributo fundamental y distintivo de la marca Café de Colombia y este control temprano es crucial para mantener y mejorar la reputación del café colombiano
Desde la perspectiva de la sostenibilidad y el aprovechamiento integral del producto, encontramos uno de los aspectos más innovadores del desafío. Tradicionalmente, el mucílago (baba dulce que recubre la semilla) y la cáscara del café han sido vistos como residuos. Sin embargo, existen enormes posibilidades de aprovechar 2,8 millones de toneladas de estos elementos para transformarlos en fuente de ingreso adicional de los caficultores, dando paso a un destacado modelo de economía circular.
Ese mosto de cáscara y mucílago, puede ser utilizado con biochar (madera de zoca) para producir biofertilizantes, enriqueciendo los suelos de cultivo y reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos. Este uso no solo mejora la fertilidad del suelo, sino que también contribuye a prácticas agrícolas más sostenibles en la producción de café.
Además, estos coproductos están siendo utilizados para crear nuevos productos de valor agregado, como infusiones de cáscara de café, harinas para la industria alimentaria, cosméticos y recientemente para la producción de bebidas alcohólicas. Estos productos diversifican las fuentes de ingreso para los productores y abren nuevas oportunidades de mercado, aumentando la resiliencia económica de las comunidades cafeteras.
La biomasa derivada de los residuos de café también se está explorando como una fuente de energía renovable. Este enfoque puede reducir significativamente la huella de carbono de la industria cafetera, contribuyendo a los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático.
La transformación disruptiva que propone nuestro equipo de la Federación sienta las bases para una producción de café que preserva y eleva la calidad, haciéndola a su vez ambientalmente responsable, siempre teniendo como propósito fundamental y fundante la prosperidad de los cafeteros.