Poblados y ciudades intermedias han emergido del olvido y del ostracismo económico, cuando iniciativas públicas o privadas han implementado proyectos ecoturísticos a partir del desarrollo o modelación de paisajes, microcuencas, ríos, humedales, lagos, bosques húmedos o la vinculación de hábitats de especies, de gran valor ecológico o científico, permitiendo una mirada del medio natural y una actitud renovada frente a la naturaleza.
La apreciación de la naturaleza, el disfrute del entorno en consonancia con el hábitat, construcciones que utilizan, bajo sobria arquitectura y de estilos singulares, elementos como guadua, paja, madera; el enriquecimiento de espacios con zoocría de especies silvestres; de sectores del bosque delimitados con árboles como refugios de avifauna y mariposas, en fin, una visión típica que salta de los hoteles cinco estrellas, a las cabañas típicas, de materiales rústicos, excelentemente amobladas y atendidas, con vista al corazón de un bosque de niebla, al corazón de una Catleya o al de una mariposa Morphidae.
El turista desea internarse en el idioma de las cascadas, en la intimidad del silencio que imponen los doseles de los bosques, las noches estrelladas o en las pinceladas mágicas de un amanecer en las sabanas tropicales que avanza entre potros indomables y chigüiros. Esta integración cobra mayor importancia cuando se interactúa con las comunidades locales, a través de los relatos mágicos de leyendas y tradiciones que revelan los secretos de estos lugares maravillosos.
El ecoturismo establece contacto con el entorno mediante el conocimiento, la recreación y la observación directa de ambientes y recursos biodiversos. Las actividades de observación permiten contemplar ecosistemas, formaciones geológicas, ríos, lagos, humedales, especies de flora y fauna mediante un senderismo planeado y dirigido. Centra su dinámica en la observación y estudio de los recursos naturales, sin generar acciones de invasión y/o extracción de elementos o componentes propios.
Propicia intercambio o reconocimiento de saberes y paisajes con un interés marcado por la protección y conservación del ambiente. Son actividades donde el respeto, la valoración y la responsabilidad de los turistas hacia los recursos visitados se constituyen en prenda de garantía para la sostenibilidad ambiental. Por ello, la sensibilización y la educación ambiental, el estudio científico, la exploración dirigida, la recuperación o restitución de especies, la restauración ecológica, la artesanía, y el estudio de elementos ambientales y sociales son componentes integrales a tener en cuenta en la elaboración de los proyectos.
La recreación es parte sustancial del ecoturismo. Se puede involucrar al turista en doselaje, senderismo, avistamiento de avifauna, de insectarios o mariposarios, cabalgatas, cannopy, balsaje, etc.
Pero un proyecto ecoturístico requiere de herramientas como planeación estratégica; reconocimiento de las unidades territoriales del paisaje; caracterización biofísica de fuentes hídricas; inventario de especies y hábitats; señaléticas específicas; incorporación de corredores biológicos próximos; diseños innovadores de cabañas, kioskos, sitios de estar, puentes y la elaboración de un plan de manejo que integre la vida y desarrollo normal de los recursos y especies en armonía y compatibilidad con el ecoturismo agenciado.