Las tendencias a nivel mundial indican un incremento positivo en el consumo de hortalizas; esto debido a una mayor información por parte de los consumidores sobre los beneficios a la salud humana asociados al consumo de estos vegetales, lo que representa un gran mercado y oportunidades comerciales para los agricultores.
En Colombia, la producción de hortalizas principalmente se ha concentrado y desarrollado tecnológicamente en zonas de pisos térmicos templado y frío de los departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Boyacá y Nariño; y en cultivos hortícolas como lechuga, tomates, arvejas, habichuelas, cebollas, pimentones y repollos entre otros.
En la región Caribe predomina el clima cálido y los cultivos de hortalizas que se producen tradicionalmente son los ajíes dulces, tipo topito, ahuyama, habichuela larga, berenjena, frijol, cilantro y tomate principalmente.
Exceptuando el tomate y el cilantro, la oferta de semillas mejoradas y certificadas por parte de las casas comerciales y entidades regionales son limitadas. Para cultivos tradicionales de la Región Caribe tales como, ahuyama, ají topito, berenjena y frijol, el suministro de semillas es provisto por los cultivos de los mismos agricultores, generalmente sin la ejecución de prácticas agronómicas adecuadas para la producción de semilla de calidad; tal panorama explica en gran parte el porqué, muchos de los problemas fitosanitarios importantes se diseminan vía semilla con facilidad entre agricultores y de una zona productiva a otra.
En respuesta a esta problemática, la Corporación Colombiana de Investigación agropecuaria, Agrosavia, y su Centro de Investigación Caribia, lidera proyectos de investigación con miras a la obtención de nuevas variedades de ají topito y ahuyama con atributos agronómicos superiores a los cultivares criollos regionales como estrategia para la mejora de los rendimientos, calidad del fruto y calidad de semilla requerida en la producción del material de siembra destinado para los nuevos cultivos.
Adicional a la problemática de las semillas de hortalizas que describo anteriormente, la producción de hortalizas en la Región Caribe se enfrenta actualmente a los efectos ambientales adversos producto del cambio climático y de la variabilidad climática, que se manifiestan como altas temperaturas y prolongadas sequías e inundaciones que cada vez son más frecuentes, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad de la producción de hortalizas en condiciones de campo abierto.
Como alternativa tecnológica a este escenario, Caribia lidera la investigación
“Agricultura Protegida de Hortalizas para Clima Cálido”, la cual es desarrollada en alianza con Centros de investigaciones Agrícolas de Panamá (Idiap), República Dominicana (Idiaf) y Costa Rica (Inta) y es financiada con recursos internacionales del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (Fontagro).
Con esta investigación se evalúan diferentes infraestructuras para la producción intensiva de hortalizas bajo condiciones protegidas, el desempeño agronómico de los cultivos bajo estas condiciones, la viabilidad económica de su implementación y la transferencia de esta tecnología a los productores de la región.