Semillas latentes o germinación diferida
La latencia o dormancia de las semillas es un mecanismo de sobrevivencia de las especies, controlado genéticamente e influenciado por condiciones desfavorables de humedad, temperatura y luz. La comprensión de este fenómeno y su adecuado manejo redundará en una mejor conservación y aprovechamiento de los recursos genéticos vegetales.
En la obtención de nuevas variedades vegetales, el investigador debe asegurarse que éstas, además de ser muy productivas y presentar características que le agreguen valor al nuevo cultivar, tengan latencia y germinación apropiados.
En general, se reconocen dos categorías: las semillas ortodoxas que resisten bien la deshidratación y se pueden conservar por largos periodos bajo almacenamiento y, las recalcitrantes que pierden su viabilidad cuando se desecan y, por tanto, se deben propagar casi inmediatamente.
Sin embargo, dicho proceso es diferente en cada especie y, obviarlo en las evaluaciones finales o suponer que resultará igual al de las variedades precedentes, puede resultar con sorpresas bien desagradables. Para esto, es necesario ayudarse del adecuado conocimiento de su fisiología y una mente con una capacidad de observación bien aguda.
Algunos ejemplos: Entre las ortodoxas tenemos los cereales como el arroz, cuya latencia o dormancia debe ser mínimo de 8 semanas, a partir de la cosecha y secado de la semilla. Ocurrió en la década del ochenta que, una de las variedades obtenidas para los Llanos Orientales se germinaba en condiciones de alta humedad en campo al momento de la cosecha, lo cual ocasionó, entre otras razones, a que saliera de circulación rápidamente. Entre las semillas recalcitrantes tenemos al cacao, muchas especies forestales y las palmáceas. De estas últimas, algunas de ellas deben someterse a tratamiento pregerminativo de rompimiento de latencia, empleando temperaturas cercanas a 40 grados Celsius en presencia de alta humedad y oxígeno; mientras que, el cacao debe germinarse casi que inmediatamente a temperatura ambiente para preservar su viabilidad.
En papa es indispensable que los tubérculos resistan sin brotarse al menos tres meses bajo almacenamiento en bodegas, para asegurar el adecuado flujo hacia el mercado y a la espera de su siembra oportuna. Más crítico aún es el mismo proceso en la papa criolla, pues el lavado del tubérculo activa su germinación y, por eso, con frecuencia se les ve “brotadas” en las góndolas de los supermercados. La semilla del aguacate, ahora tan de moda, resiste un corto periodo antes de germinarse y solo podrá almacenarse a temperaturas de 4 a 6 grados por un corto periodo.
Como recomendación general, podemos advertir que la calidad de las semillas se define por cuatro componentes críticos: identidad genética, fisiología, calidad física y sanidad. Cualquier tratamiento térmico efectuado a la semilla con propósitos sanitarios, sea ésta vegetativa o sexual, afectará el poder germinativo, acelerando su envejecimiento. Queda claro que esta condición de las especies en la naturaleza requiere de la mayor atención por parte de los expertos y, un cuidado extremo en su manejo al momento de proyectar el desarrollo de un cultivo exitoso.