Una de las enseñanzas que nos ha dejado esta larga cuarentena es que el consumo de hortalizas, según expertos, es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico y lograr tener las defensas preparadas para lo que pueda venir en estos tiempos. En efecto, los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia de alimentarse bien para tener menos riesgos de enfermedades. Sin embargo, esto contrasta con las cifras oficiales.
El Ministerio de Salud advierte que el 70% de la población no consume hortalizas en sus comidas diarias. Una cifra alarmante porque, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), un bajo consumo de frutas y verduras está asociado a una mala salud, además se estima que en 2017 unos 3,9 millones de muertes en el mundo se debieron a un consumo inadecuado de estas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha señalado que Colombia tiene 40 millones de hectáreas para cultivar alimentos y está llamada a convertirse en despensa agrícola del mundo en el año 2030. Cabe indicar que, de la totalidad de su frontera agrícola, solo se utiliza 19%, lo que nos plantea una oportunidad para que el país aproveche esas más de 32 millones de hectáreas que tiene para sembrar y cultivar alimentos, según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
Este escenario nos permite reconocer el loable trabajo que día a día hacen los productores agrícolas del país e instituciones como Agrosavia que, en tiempos de crisis, no ha bajado ni un solo minuto la guardia en su propósito de transformar de manera sostenible el sector agropecuario colombiano con el poder del conocimiento para mejorar la vida de productores y consumidores.
Una muestra de ese compromiso es uno de los proyectos con los que avanza en su Centro de Investigación Caribia, financiado por Fontagro, con el que busca mejorar la competitividad del sector hortícola en los departamentos de Magdalena, Atlántico y Bolívar.
Una gran apuesta en la que inicialmente realizaron un diagnóstico de la cadena de valor e identificaron alternativas productivas, priorizando ocho especies de hortalizas, que normalmente no se producen en esta región, como tomate, cebolla de bulbo , lechuga, cebolla de rama, zanahoria, pimentón, cilantro y perejil, que se evaluarán bajo ambientes protegidos en una casa malla y un invernadero, en los que se analizará también el comportamiento agronómico de estas especies.
Estas hortalizas priorizadas son ricas en un sinnúmero de vitaminas y minerales, las cuales deben hacer parte del consumo diario, ya que contribuyen a tener un sistema inmunológico saludable y fuerte para ayudar a prevenir enfermedades.
Proyectos como el de Agrosavia son una alternativa para la seguridad alimentaria de la región y oportunidades de mercado local y de exportación, en especial en la región Caribe, donde la producción de hortalizas se caracteriza por ser una producción tradicional de campo abierto, expuesta a altas temperaturas y prolongadas sequías e inundaciones producto del cambio climático. Además, con el, se incentiva el consumo de hortalizas con el que se busca reducir las cifras oficiales antes expuestas.