Subastas, mucho más allá de una transacción
Uno de los recuerdos imborrables de mi infancia era la felicidad que inundaba todo el cuerpo de mi abuelo cuando llegaba el miércoles a ese entrañable pueblo del Quindío, Circasia, en el que vivía a las afueras. No era un día cualquiera: era miércoles de subasta ganadera, a la que se iba y no volvía hasta “raspar la olla” y regatear todos los animales, le gustasen o no.
Pasaba mucho por allí y aunque nunca entré a ellas por mis años tan precoces, desde ahí entendí que las subastas ganaderas son un pilar fundamental de la economía rural y la producción agropecuaria. No se trata solo de un espacio donde se intercambia ganado, son eventos que reflejan la salud de la industria, las tendencias del mercado y, sobre todo, el valor del trabajo del agricultor y ganadero.
Es un negocio inmenso: al año, su órgano gremial, la Asociación de Subastas Ganaderas de Colombia (Asosubastas), comercializa alrededor de 1.925.000 cabezas de ganado, que representan cerca de $3,39 billones, en aproximadamente 3.100 subastas al año.
Como si fuera poco, estas comenzaron a transformarse, adaptándose a las nuevas tecnologías y las exigencias del mercado moderno con las subastas virtuales, que con la pandemia, como tantas cosas más, llegaron para quedarse. A día de hoy, la comercialización se encuentra en un 55% y 45% presencial y virtual, respectivamente.
La virtualidad las fortaleció, ofreció las herramientas de expansión, mayor cobertura y dio a todos en el país el acceso a una cadena formal de precios. En este auge ha sido clave la labor de muchas empresas que las organizan, entre ellas, precisamente, Asosubastas, TvGan “Tu vitrina ganadera”, y muchas más que hacen un aporte inmenso al municipio o a la población donde se realizan y que, la mayoría de veces, representan el único medio formal para comercializar sus animales, aparte de impulsar esa economía, empleo y mercados formales.
Sin embargo, esta evolución tan necesaria hoy en día no debe hacernos olvidar la esencia de las subastas presenciales, donde el contacto humano y la posibilidad de observar el ganado en vivo siguen siendo aspectos cruciales.
La interacción directa permite a los compradores evaluar la calidad del ganado de una manera que una pantalla no puede replicar. Dichas subastas presenciales también fomentan un sentido de comunidad entre los productores, creando lazos que fortalecen la cadena de valor, lazos como los que forjó mi abuelo en esos, sus miércoles.